1,809 días están a la vuelta de la esquina
Por Roberto Rolando RODRIGUEZ
La alianza de todos los diputados de los partidos políticos legalmente inscritos en contra de la revolución de los parlamentarios jóvenes, deja un mal sabor y una señal equivocada y bochornosa que, al fin y al cabo, dibuja como este grupo de malqueridos intenta resistir en la vida política del país.
Y como todo malo siempre hay quienes lo imitan, el 1 de julio de 2024, hubo celebración con bebidas, donde a lo mejor no faltó el Macallan, exhibido días antes en una embajada en el barrio Alameda, igual como el Crispiano Adames, celebró cuando logró una reelección al mismo estilo y método como número1 del parlamento.
Ya el país no tiene dudas en lo malicioso en el actuar en la política de quienes ocupan curules y se aferran con mala educación ni tampoco se resocializaron, sino que, con sus diabluras, producto de la mafia parlamentaria se repartían el pastel matraqueando y negociando el “que hay para mí”.
Es curioso que el status de la mayoría de los que integran esa alianza maquiavélica de parlamentarios malqueridos, son dirigentes de cúpula de partidos políticos legalizados que mantienen secuestrados esas organizaciones, y para colmos practican el negacionismo hacia relevo generacional y están convencidos que resistirán bajo el axioma de “más sabe el diablo por viejo que por diablo”.
Esa estrategia que el 1 de julio de 2024, le resultó pírricamente favorable en contra de una generación parlamentaria nueva, revela que no han tomado en cuenta el mensaje contundente del electorado, que, por esa mala praxis, prefirió a los candidatos independientes.
Además, a lo interno del pleno, podrán constituirse como una aplanadora parlamentaria oficialista bajo la cortina de humo y demagógica de “gobernabilidad”, pero serán 1,809 días de confrontación, dictadura parlamentaria, carne de una sentencia de desgaste que los empujará a un sin retorno de ese túnel de las próximas elecciones generales de 2029, exponiendo al partidismo a la agonía y al juicio de que si no se renuevan hacia prácticas democráticas de convencía política sana, el fallo popular será la condena electoral.