Un Pacto Legislativo enfermo
Las diferencias en las cámaras legislativas son normales y precisamente porque allí discurren todas las ideas, los partidos, las corrientes y las interferencias, presiones e imposiciones de los partidos políticos, la sociedad civil, los grupos de presión, además de la imposición de los donantes de campaña.
Panamá no escapa de esa realidad y la Asamblea Nacional es foco de pasiones, pactos, tensiones, presiones y cualquier tipo de fuerza externa ingresa a las oficinas de los diputados y ocupan sus curules para legislar basado en distintas necesidades.
La diputada más polémica en este periodo es Zulay Rodríguez del Partido Revolucionario Democrático (PRD), ya que sus intervenciones son como la apertura de una caja de pandora, donde todos saben lo que existe dentro de ella pero nadie quiere hablar.
La tienen cercada en su propio partido
Rodríguez fue quien acabó con el programa “Crisol de razas”, una amnistía disfrazada de proyecto para regular la inmigración ilegal de extranjeros que arribaban al istmo y tenían residencia y permiso laboral con tan solo un año de vivir en la nación.
Presentó un proyecto de ley para eliminarlo, sin embargo, el documento solo llegó hasta segundo debate porque la junta directiva de la Asamblea decidió que no sería ley de la República, lo que generó una discusión entre Rodríguez, el presidente de la Asamblea Nacional, Adolfo Valderrama y el perredista Pedro Miguel González.
Mientras Rodríguez gritaba y preguntaba a Valderrama cerca de la silla presidencial del pleno legislativo por qué no lo aprobarían, González intentaba convencerla que el gobierno no haría más el programa. En efecto eso pasó.
Fuego amigo
Tiempo después Rodríguez acusó a González de hacerle favores al mandatario Juan Carlos Varela en el proceso contra el exmagistrado de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), Alejandro Moncada. González fue el fiscal que acusó a Moncada, pero aunque Rodríguez se retractó ya el agua estaba derramada.
La celeridad del proceso contra Moncada causó muchas sospechas que fuerzas externas promovían su remoción.
Meses después la presentación de un proyecto de ley para conceder mayor a tiempo a pilotos extranjeros para que trabajaran en Panamá por el diputado Luis Benjamín Rosas, fue foco de polémica, ya que Rodríguez presentó otro documento para prohibir la contratación de estos profesionales.
El documento de Rosas, tan importante para el Órgano Ejecutivo, generó que Rodríguez supuestamente recibiera un “manotazo” de Rosas en la cual estaba presente el diputado de Cambio Democrático (CD) Héctor Valdés Carrasquilla porque supuestamente Rodríguez lo insultó.
Rodríguez se defendió bajo el argumento que “toda acción genera reacción” y restó importancia a la queja que Rosas presentó en la comisión legislativa de credenciales para que pusiera un alto la conducta de la abogada.
Otro de los patios limosos legislativo lo protagonizaron Gabriel “Panky” Soto del panameñismo, Raúl Pineda y Crispiano Adames del PRD, cuando Soto dijo que el proyecto de ley que aumentaba el impuesto a la cerveza no sería discutido a la carrera como el presentado en el periodo anterior por Pineda.
La reacción de Pineda fue de arrebatarle de las manos el documento a Soto e iniciar una acalorada discusión en la que intervino Adames a favor su copartidario de San Miguelito.
Lo cierto es que tanto la ley de los pilotos extranjeros, el juicio a Moncada y subir el impuesto a la cerveza son de vital importancia para Varela, debido a que su mayor donante es dueño de una aerolínea e importa licores extranjeros.
La familia de Varela es propietaria de una fábrica de licores, lo que infiere que en ese pacto por la gobernabilidad en el sistema unicameral local, quien dicta las órdenes es Varela y su mayor donante.