Oncólogos alertan de la baja tasa de supervivencia de los niños con cáncer
Barcelona, 28 sep (EFE).- Oncólogos pediátricos internacionales reunidos en el Congreso Anual de la Sociedad Internacional de Oncología Pediátrica (SIOP) alertaron este miércoles sobre la escasa supervivencia de los niños afectados por cáncer en el mundo, pues muchos de los casos ni siquiera son diagnosticados.
Los expertos reclamaron hoy más investigación porque en las últimas dos décadas se han aprobado menos de 20 tratamientos específicos para el cáncer infantil y también una mejor formación de los profesionales para incrementar las tasas de supervivencia de solo el 20 % en los países pobres.
América del Norte, Asia y Latinoamérica concentran el 80 % de los cánceres infantiles de todo el mundo, lo que, en un tipo de enfermedad que no está relacionada con factores ambientales o estilo de vida, se explica simplemente porque es donde hay más niños y a un porcentaje de ellos les toca esta enfermedad.
Con el 80 % de los casos, en los países pobres solo sobreviven el 20 % de los enfermos, lamentó este jueves el director asistencial del Pediatric Cancer Center Barcelona del Hospital Sant Joan de Déu y miembro del comité organizador del congreso, Andrés Morales.
«En países pobres, muchos de los casos ni siquiera se diagnostican y fallecen, y otros tienen que abandonar el tratamiento por falta de recursos o dificultades de acceso», destacó el oncólogo.
Para lograrlo hay que mejorar el acceso a las pruebas diagnósticas y a los tratamientos, algo no exento de dificultades, pero otro punto clave y «menos difícil» es la formación de los doctores.
También es importante la formación en lo que se conoce como el tratamiento de apoyo, esencial para evitar complicaciones derivadas de la terapia principal contra el cáncer, ya que en países pobres «muchos niños no fallecen de la enfermedad sino de las toxicidades del tratamiento».
En cuanto a la investigación, en las últimas dos décadas se han aprobado menos de 20 tratamientos específicos para el cáncer infantil.
Al ser una enfermedad rara, «no está priorizada» en la inversión privada y pública, a pesar de que incluso puede llegar a ser rentable con una perspectiva de largo plazo.