Una siesta se traduce en mayor productividad y energía
Basado en lo aprendido a través del modo Good Sleep de los aires residenciales, Daikin ha realizado algunos estudios sobre el sueño de corta duración, efectivo, capaz de entregar un incremento de la productividad.
Desde enero del 2020 la empresa ha desarrollado investigaciones sobre el control térmico óptimo para las siestas diurnas de la mano de un laboratorio de la Universidad de Electro-Comunicaciones. El resultado destaca la importancia para la sociedad moderna de ofrecer alternativas a esos a los que se les dificulta dormir bien en las noches. Según lo aprendido, las siestas son una manera efectiva de reducir la somnolencia y son esenciales para profesiones dentro del área médica o, por ejemplo, para aquellos que manejan largas distancias.
Con el crecimiento del reconociendo de la siesta como un factor atado a una mayor energía, cada vez más oficinas alientan a sus empleados a tomarlas. “Daikin está comprometido a apoyar la mejora de la productividad de los trabajadores a través del poder del aire, expandiendo sus productos y servicios, los cuales mejoran la calidad del sueño y maximizan los efectos de una siesta”, asegura Daikin en su reporte “Creación de un entorno propicio para la siesta para una mayor vitalidad”.
“La reducción de la productividad debido a la falta de sueño ha provocado pérdidas económicas de billones por año. Si bien la somnolencia durante el día puede ocurrir incluso con un sueño adecuado la noche anterior, la siesta representa una forma potencial de contrarrestar esto”, asegura el reporte. Se está estudiando la siesta por su efecto para mejorar la concentración y reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, pero la clave es mejorar la calidad del sueño.
La temperatura y el buen sueño
Un sueño de calidad requiere tres elementos: conciliar el sueño rápidamente, un sueño estable a una profundidad moderada y condiciones para evitar la somnolencia antes de despertar. Dado que se recomienda una siesta corta de 30 minutos o menos para evitar la reducción de la productividad durante la somnolencia diurna, el estudio también se propuso identificar el ambiente térmico que optimiza cada una de las tres etapas de pre-sueño, estar dormido y despertar dentro de ese período. Se midieron las ondas cerebrales de los sujetos de prueba que dormían la siesta en la cabina de prueba. El aire acondicionado dentro de la cabina se controló de acuerdo con el estado de suspensión, luego se analizaron los datos adquiridos.
Se demostró que, en un espacio de oficina regular japonés con una humedad del 40 al 60 %, la latencia del sueño se puede acortar haciendo que la temperatura ambiente sea de 27 grados centígrados. Una vez dormido, el sueño no REM adecuado para las siestas se puede lograr en 10 minutos bajando la temperatura ambiente a 26 grados centígrados. Además, la profundidad del sueño se volverá más superficial tres minutos antes de despertarse al hacer que la temperatura ambiente sea de 27 grados centígrados o más, lo que conducirá a un despertar más refrescante. Este control térmico permite resolver la somnolencia con 30 minutos de sueño y consigue el efecto de mejorar la velocidad de procesamiento cerebral y la memoria tras despertar.