Reportajes

Dragón de Asia fija mirada en América Latina

Edmundo Dante Dolphy / La Verdad

La República China Popular tiene sus objetivos muy claros y entre ellos, América Latina y el Caribe están marcados con una cinta reflexiva.

Una visita a este país que tiene una población aproximada de mil 400 millones de habitantes, nos permitió conocer interesantes aspectos que en materia de comunicación impulsan con marcado éxito y con una visión futurista.

La construcción de un puente entre ambas culturas, diametralmente opuestas, los ha conducido a articular un servicio de emisiones exteriores denominado CGTV (China Global Television Network, fundado en el año 2004, pero que entró en operaciones en 2007, con un canal en español que se difunde por todo el Caribe, incrementando los programas e intercambios culturales con esta región.

Cuentan con una franja de 17 programas en vivo, más documentales y un 20% dedicado a la transmisión de noticias, cada noticiero tiene una duración de 30 minutos, sencillamente para no saturar al público televidente… nada parecido a lo que sucede en Panamá.

El interés del Gobierno Comunista de Xi Jinping, es el de abarcar el mayor número de ciudadanos chinos a la pantalla chica; es por esto que cada uno de los 2 mil 852 cantones, cuenta con su propio canal de televisión. En el caso específico de Beijing, los 16 distritos tienen su canal de televisión.

El desarrollo de la radio y la televisión a nivel municipal y provincial de China, es monumental; en el Seminario para periodistas de medios de comunicación del Caribe, tuvimos la oportunidad de visitar la televisión de Jiayuguan de la provincia de Gansu, cuya plataforma de medios ostenta un desarrollo tecnológico envidiable.

Desde el año 2013 establecieron su página web, la cual combinan con cine y televisión por internet y para el año 2014 montaron su plataforma de Wi Chats, lo que para occidente significa Whatsapp.

El éxito de este holding mediático descansa en la habilidad de combinar los medios tradicionales con los medios emergentes o digitales, lo que les ha permitido emitir programas de mayor calidad y alcance. Prueba irrefutable de ello es lo siguiente; con una población de 300 mil personas, han coronado una audiencia de millones en los últimos años.

El canal se aprecia a nivel nacional, a través del internet, por cable dentro de la ciudad y mediante un servicio de suscripción que se ofrece por todo el país.

A propósito, hablando de televisión por cable, en China Popular usted paga 3 dólares mensuales y puede disfrutar de 200 canales.

Centro de Editores

La edición en un país con las características políticas de China Popular, juega un papel particularmente sensible. Diariamente todo un equipo de periodistas, técnicos y supervisores, revisa la producción de la publicidad, también, lo que denominan “beneficio común” que consiste en mensajes positivos de “ganar, ganar” para la población y la responsabilidad social, representan la prioridad para sus directivos.

Paradójico que estos medios de comunicación, totalmente controlados, ofrezcan una agresiva y diversa emisión de publicidad de las mejores marcas de productos del mundo occidental. Sentarse a disfrutar de una noche de televisión en China Popular, en el momento de los comerciales, es prácticamente igual a que lo haga en Panamá.

El estudio de censura cuenta con un equipo de profesionales capacitados que tiene como responsabilidad primaria, revisar todo el contenido noticioso, político, social y económico de lo que vaya a salir al aire. Todo este contenido debe estar cónsono con la política de Estado impuesta por su presidente Xi Jinping.

Con un equipo de 20 personas que incluye periodistas, camarógrafos y todo un staff, le es suficiente para cubrir todos los hechos en esa región. ¡Admirable!

El arraigo a su identidad y a promover de manera sostenible, el respeto a la cultura tradicional china, es el compromiso de todos estos medios de comunicación social que están bajo una estricta censura de su líder máximo. Claro está, sin abandonar filosofías inherentes a su cultura milenaria, a saber: el confucianismo y el Taoísmo, que los hacen fuerte en espíritu y sociedad, ante los constantes embates del mundo occidental.