Muere Charles Manson, el siniestro líder de la secta responsable de 2 sangrientas matanzas
El nombre de Charles Manson deja indiferente a pocas personas en Estados Unidos.
O fuera de sus fronteras.
Para muchos, el líder y cerebro de la llamada familia Manson, un grupo que cometió sangrientos asesinatos en una espiral de violencia durante dos noches de agosto de 1969 en Los Ángeles, California, es la representación del mal.
Condenado a cadena perpetua por la muerte de la actriz Sharon Tate, embarazada de 8 meses y casada con el director de cine Roman Polanski, y otras seis personas, Manson murió en la noche de este domingo en un hospital del valle central de California.
Según las autoridades del Departamento de Correccionales y Rehabilitación de California, Manson murió por causas naturales a las 20:13 hora local (04:13 GMT del lunes).
Tenía 83 años.
Mezcla de temor, repulsión y fascinación
Charles Manson, uno de los criminales más famosos de Estados Unidos, recibía miles de cartas en prisión.
Su figura cautivó a un público fascinado a la vez que horrorizado ante los hechos sucedidos en dos calurosas noches de hace más de 48 años.
El 9 de agosto de 1969, varios discípulos de Manson irrumpieron en la casa de Sharon Tate en Benedict Canyon, Los Ángeles, y asesinaron salvajemente a la esposa del Polanski y a otras cuatro personas:
Jay Sebring, de 35 años; Voytek Frykowski, de 32; Abigail Folger, de 25; y Steven Parent, de 18.
Al día siguiente, miembros del grupo mataron al matrimonio formado por Leno y Rosemary LaBianca en su casa de Los Feliz, otro barrio de Los Ángeles.
Paradójicamente, Manson no cometió materialmente ninguno de los crímenes por los que fue condenado.
Su capacidad de manipulación y control sobre otras personas fueron suficientes para instigar a los miembros de su clan a cometer los asesinatos.
En 1971, Manson fue condenado a muerte por conspiración para matar.
Pero la Corte Suprema de California falló en 1972 que la pena de muerte era inconstitucional y la sentencia se cambió a cadena perpetua con posibilidad de optar a libertad condicional.
Según las autoridades penitenciarias, durante sus cuatro décadas en prisión, Manson se mantuvo incorregible, no mostró arrepentimiento y se vio envuelto en numerosos problemas por mal comportamiento.
Infancia complicada
Charles Miller Maddox nació el 12 de noviembre de 1934 en Cincinnati, Ohio. Posteriormente heredó el apellido Manson de su padrastro, William Manson.
Él siempre contaba que su madre, Kathleen, tenía apenas 16 años cuando él nació y que era alcohólica y prostituta.
Sin embargo, según Jeff Guinn, autor de “La vida y los tiempos de Charles Manson”, esto no fue exactamente así, aunque sí es cierto que Charlie creció en un entorno de pobreza y dificultades económicas.
Al parecer tenía un alto coeficiente intelectual pero era incapaz de leer o escribir correctamente y pasó los primeros años de su vida en diferentes reformatorios.
Cuando tenía 5 años, su madre y su tío fueron a la cárcel por atracar una gasolinera. A los 13, él mismo estaba robando casinos y tiendas a punta de pistola.
Según el testimonio de una hermana, una prima y conocidos de infancia, Manson dejó ver tendencias violentas desde su infancia más temprana en la humilde ciudad de McMechen, en Virginia Occidental.
El escritor Guinn cuenta cómo Manson, con 6 años, reclutaba a sus compañeros más ingenuos, generalmente niñas, para que atacaran a otros estudiantes que no le caían bien.
Después, Manson juraba ante los adultos que los niños actuaban por su cuenta y que él no era responsable de sus acciones.
Una estrategia que guarda triste similitud con su forma de actuar en los crímenes de 1969.
El “mensaje cifrado” de Helter Skelter
Manson tenía una “tendencia hacia los cambios de humor y manía persecutoria”, según un psicólogo que lo describió como “agresivamente antisocial”, en parte debido a “una familia no favorable, si es que a eso se le podía llamar familia”.
Cuando no podía pagar las facturas o apoyar a su mujer embarazada, robaba. Tras seis años en prisión, fue puesto en libertad en 1967, el año del denominado “verano del amor”.
Manson se obsesionó con la canción de los Beatles Helter Skelter, que habla de las dificultades de un amor de toda la vida a través de la metáfora de un tobogán.
Sin embargo, Manson creía que los Beatles habían introducido un código secreto dirigido exclusivamente a él.
Interpretó la canción como una llamada a una guerra racial apocalíptica por la que él y sus seguidores se esconderían en una ciudad subterránea en el Valle de la Muerte de California y serían los únicos supervivientes blancos.
Los negros, pensaba, serían incapaces de organizarse y le pedirían que fuera su líder.
Manson creó una comuna en el rancho Spahn, en el desierto californiano y reclutó seguidores, principalmente mujeres de clase media, con las que tomaba LSD y participaba en orgías.
Actitud irreverente
“No hace falta decir que no se le puede describir como un preso modelo”, dijo el año pasado Terry Thornton, portavoz del Departamento de Correccionales y Rehabilitación de California.
En su paso por tres centros penitenciarios (Vacaville, San Quintín y Corcoran), Manson dejó un largo rastro de enfrentamientos y ofensas al personal de las cárceles.
Insultó, escupió en las caras de los guardias, inició peleas, intentó causar una inundación y prendió fuego a su colchón.
Sus estallidos violentos y extravagantes ya asomaron durante el juicio, que duró 9 meses y medio.
Se deleitaba con la atención que recibía en una sala llena de gente y apareció con una X grabada en la frente que posteriormente convirtió en una esvástica.
En junio de 1970 fue expulsado de la sala por adoptar la postura de la crucifixión y rechazar sentarse.
En octubre, saltó desde la mesa de la defensa hacia el asiento del juez Charles H. Older, diciéndole al magistrado: “En nombre de la justicia cristiana, alguien debería cortarle la cabeza”.
En enero de 1971 fue de nuevo expulsado de la sala tras darle un puñetazo a su abogado. Dos meses después, amenazó con “asesinatos y un baño de sangre” si lo condenaban a muerte.
Una vez ya en prisión, a diferencia de algunas de sus discípulas que sí expresaron arrepentimiento y culparon a las drogas de lo ocurrido, Manson no cambió su actitud.
Pero siguió atrayendo de forma casi enfermiza la atención de extraños.
Incluso en 2014, ya con 80 años, estuvo a punto de casarse con Afton Elaine Burton, una joven de 26 años que se trasladó a California para estar más cerca de él y que lo estuvo visitando fielmente durante siete años.
El revuelo causado alrededor de su muerte es una muestra más del magnetismo que, para bien o para mal, ejerció Charles Manson sobre una sociedad que parece obsesionada con los asesinos en serie.