Ciencias y Tecnología

Fiebre de Oropuche: Revisión de su epidemiología y desafíos para el control y manejo

Por: Israel H. Cedeño-González 

Introducción

La fiebre de Oropuche es una enfermedad arboviral reemergente que ha capturado la atención de la comunidad científica debido a su potencial para causar brotes epidémicos significativos en áreas urbanas y rurales. El virus Oropuche (OROV) fue aislado por primera vez en 1955 en Trinidad y Tobago, en la localidad de Vega de Oropuche, lo que marcó el inicio de un esfuerzo exhaustivo por comprender esta enfermedad. A medida que la investigación avanzaba, los científicos descubrieron que el virus pertenecía a la familia Peribunyaviridae, género Orthobunyavirus.

En América Latina, el primer caso documentado se identificó en Brasil en la década de 1960. Desde entonces, se han registrado numerosos brotes, especialmente en regiones amazónicas de Brasil, Perú y otros países de la región. En Panamá, el primer caso confirmado se notificó en agosto de 1989, en la comunidad de Bejuco, Corregimiento de Chame, y es hasta el 15 de noviembre de 2024 que se notifica otro caso,  en un paciente masculino que labora en zonas selváticas y reside en una de las provincias centrales del país, generando entonces la alerta frente al brote y la reemergencia en Panamá de dicha enfermedad; lo que a su vez hace imperativo la activación de la vigilancia activa e investigación adecuada de todos los casos febriles sospechosos tomando en cuenta el posible subregistro  debido a la epidemia actual de dengue.

Epidemiología de la Infección

La fiebre de Oropuche es una enfermedad que afecta principalmente a las poblaciones en áreas tropicales y subtropicales. En Brasil y Perú, se ha reportado una alta incidencia durante las temporadas de lluvias, cuando las condiciones son propicias para la proliferación de los vectores.

Ciclo de Transmisión Zoonótica

El virus Oropuche tiene un ciclo de transmisión zoonótica que involucra principalmente a los vectores de mosquitos y huéspedes vertebrados como aves, primates no humanos y otros mamíferos selváticos. El principal vector de OROV es el mosquito Culicoides paraensis, aunque se sabe que otros mosquitos también podrían participar en su transmisión.

Vector

Culicoides paraensis, un mosquito diminuto, llamado también jején o chitra, actúa como el vector principal, facilitando la transmisión del virus entre sus hospedadores vertebrados y humanos. Este mosquito prolifera en áreas con mucha vegetación y cuerpos de agua estancada, lo cual es típico en bosques tropicales y entornos periurbanos.

Clínica: Tiempo de Incubación, Signos y Síntomas

El período de incubación de la fiebre de Oropuche suele oscilar entre 4 y 8 días tras la picadura del mosquito infectado. Los afectados pueden experimentar fiebre, dolor de cabeza intenso, malestar general, mialgia, artralgia y, en ocasiones, rash cutáneo. Fotofobia, náuseas y vómitos. Aunque rara vez mortal, los síntomas pueden ser debilitantes, incluso incluir afectación al sistema nervioso y afectar significativamente la calidad de vida.

Tratamiento

El tratamiento de la fiebre de Oropuche está basado en el manejo de los síntomas, utilizando analgésicos y antipiréticos, evitando el uso de aspirina y demás AINE’S (antiinflamatorios no esteroideos: diclofenaco, ibuprofeno, naproxeno, etc.); hidratación vía oral y en casos moderados a graves, intravenosa con soluciones como Lactato de Ringer o Sol Salina 0.9%. Manejo de las náuseas y vómitos además del malestar general. En resumen, medidas de soporte ya que no existe tratamiento antiviral específico. Tampoco se ha desarrollado vacuna.

Investigación de Casos

Para investigar los casos de fiebre de Oropuche, es fundamental llevar a cabo pruebas de laboratorio específicas. Se utilizan aislamientos por cultivo viral, técnicas serológicas como ELISA y la reacción en cadena de la polimerasa con transcriptasa inversa (RT-PCR) para confirmar la presencia del virus. Además, la vigilancia epidemiológica activa es crucial para identificar y controlar los brotes rápidamente.

Prevención de la Transmisión

Prevenir la transmisión del virus Oropuche implica una estrategia multifacética. La vigilancia del vector, reducción del hábitat del mosquito y uso de repelentes son medidas clave para limitar la exposición a los mosquitos infectados. Además, campañas educativas para concienciar a las comunidades sobre el uso de mosquiteros y ropa protectora pueden ser eficaces. Las autoridades de salud pública deben estar preparadas para implementar medidas de control vectorial y protocolos rápidos de respuesta en caso de un brote.

Conclusión

La fiebre de Oropuche representa un desafío reemergente de salud pública en regiones tropicales de América Latina, particularmente dadas las condiciones ambientales propicias y la falta de tratamientos antivirales específicos o vacunas. El fortalecimiento de la vigilancia epidemiológica, investigación, y educación comunitaria son fundamentales para mitigar el impacto de esta enfermedad y prevenir futuros brotes. Continuar la investigación sobre el virus y sus vectores ofrecerá mejores oportunidades para controlar esta enfermedad infecciosa y salvaguardar la salud de las poblaciones en riesgo.

Epidemiólogo y gerente sanitario. Jefe de la Sección del Programa de Salud de Adultos del MINSA. Director Médico MiniMed Corp.