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Panameños viven con devoción el Sábado de Gloria en todo el país

Javier Collins Agnew
La Verdad Panamá

El Sábado de Gloria, también conocido como Sábado Santo, es una de las jornadas más solemnes y significativas de de la Semana Santa en todo el país.

Aunque es una jornada de silencio y reflexión en gran parte del mundo católico, en Panamá se vive con una mezcla de recogimiento religioso y preparativos para la celebración de la Pascua o Domingo de resurrección.

En la ciudad capital las principales parroquias realizan vigilias pascuales al caer la noche, una liturgia especial que incluye la bendición del fuego nuevo, el cirio pascual, lecturas bíblicas y, finalmente, la proclamación de la resurrección de Jesucristo.

La Catedral Basílica Santa María la Antigua y otras iglesias del casco antiguo se llenan de fieles que acuden en familia para participar en esta ceremonia cargada de simbolismo.

Mientras tanto, en los pueblos del interior, el Sábado Santo se vive con un profundo respeto. En comunidades como Las Tablas, Natá, Parita y La Villa de Los Santos, los altares permanecen desprovistos de adornos durante el día, y el ambiente es de espera solemne.

Sin embargo, al llegar la noche, se encienden las velas y campanas que han permanecido en silencio durante días vuelven a repicar con fuerza para anunciar la Resurrección.

En estas localidades, es común que se represente el paso de la oscuridad a la luz, a través de procesiones de la Virgen Dolorosa que, tras reunirse simbólicamente con su hijo resucitado, se transforma en la Virgen de la Alegría.

Esta tradición, llena de emotividad, es acompañada por cantos, rezos y fuegos artificiales en algunos casos.

El Sábado de Resurrección tiene un profundo significado para los panameños: representa la esperanza, la renovación de la fe y la victoria de la vida sobre la muerte. Es el puente que une el luto del Viernes Santo con el júbilo del Domingo de Pascua.

En las Iglesias cristianas evangélicas, la conmemoración también reviste una importancia especial, al celebrar cultos de adoración, conciertos cristianos y vigilias especiales centradas en el sacrificio y resurrección de Cristo.

En comunidades como San Miguelito, Tocumen, Chilibre, Pacora, Chepo y en las provincias de Chiriquí, Colón, Panamá Oeste y Veraguas entre otras, se organizan retiros espirituales que reúnen a jóvenes y adultos para jornadas de oración, prédicas y reflexión bíblica.

Estas actividades buscan renovar la fe y fortalecer la comunión entre los creyentes, enfocándose en el mensaje de salvación que representa la resurrección de Jesús.

Para muchas familias evangélicas, el Sábado de Gloria es también un momento para agradecer por la gracia divina y compartir en armonía.

La celebración, tanto en la capital como en el interior del país, y desde diversas confesiones de fe, refleja la riqueza espiritual de Panamá, donde la devoción y la esperanza se manifiestan con fuerza en cada rincón del territorio nacional.

Foto EFE