La cooperación internacional y el multilateralismo renovado
Por: Mgtr.Thays Noriega Sieiro
Diplomática de Carrera y Consular
Es importante recordar que la Pandemia de COVID-19 fue uno de los episodios más difíciles de nuestra historia reciente. Muchos logramos superar esta prueba, pero también perdimos a amigos y familiares que ya no están con nosotros. Sin duda, este fue el periodo más complicado en la historia de la salud, tanto en nuestro país como en el mundo. En medio de esta crisis, se evidenció un «multilateralismo renovado».
Para quienes trabajamos la cooperación internacional, podemos afirmar que la misma jugó un papel preponderante en la movilización de recursos, así como en la construcción de nuevas alianzas que permitieran acortar distancias, compartir experiencias y con ello salvar millones de vidas alrededor del mundo. Al mismo tiempo, la cooperación internacional también contribuyó a apalancar la crisis económica que se había generado por el confinamiento, cierre de fronteras entre otras situaciones.
Hoy, en la era Post Pandemia esa cooperación internacional, que sin duda alguna salió fortalecida como parte de ese multilateralismo renovado, nos brinda un abanico de modalidades para poner en práctica estrategias innovadoras que permiten a las instituciones de gobierno, las agencias de cooperación, gobiernos locales, organismos internacionales, organizaciones sin fines de lucro y sociedad civil, sentarse a la mesa y construir, a través del diálogo las estrategias que apoyen el desarrollo sostenible, sobre todo en los países en vía de desarrollo y con evidentes brechas de desigualdad.
Cuando menciono a la Cooperación Internacional, me refiero al apoyo entre dos o más actores del contexto internacional (países, empresas, organizaciones, etc.) con el fin de promover iniciativas que potencien el desarrollo, mediante la transferencia de recursos económicos, tecnologías, conocimientos, habilidades o experiencias.
Dentro de las modalidades de cooperación internacional que, durante la pandemia en Panamá, más experimentamos fueron: la Cooperación Bilateral, Cooperación Sur-Sur, Cooperación Regional / Multilateral, Cooperación Triangular, la Cooperación Diagonal y la Cooperación Descentralizada. Cada una de estas modalidades de cooperación con sus tópicos propios y características expresadas en solidaridad humanitaria global.
El Plan Nacional de Cooperación de la República de Panamá, nos impulsa a promover por medio de nuestra política exterior, el rol de Panamá como país oferente y demandante de cooperación internacional, esto con el objetivo de avanzar hacia un desarrollo sostenible y más justo, mediante la ejecución de proyectos de cooperación entre los actores responsables, así como el establecimiento de un hub/puente de cooperación para la región.
En el contexto geopolítico actual debemos de resaltar que, la cooperación internacional siempre debe de ser una cooperación sin subordinación, tal y como lo menciono recientemente Claudia Sheinbaum Pardo, Presidenta de México durante la Conmemoración del 108 Aniversario de la Constitución de 1917. Este planteamiento significa que cooperamos por medio de una coordinación entre las partes, con objetivos claramente identificados, sin que ninguno se vea subordinado a la voluntad del otro. Respetando principalmente la soberanía y autodeterminación de los pueblos.
Estos objetivos deben en principio, identificar la problemática y buscar soluciones razonables que permitan avanzar en la disminución de brechas sociales, buscando con ellos erradicar la marginalidad de las gentes y sus calamidades. Soluciones que tengan sostenibilidad y el compromiso de actores locales, involucrándose desde la fase de construcción del proyecto hasta su ejecución, generando un espíritu de pertenencia y compromiso como primeros beneficiarios de la cooperación.
La práctica en la Cooperación Internacional nos formuló un importante reto durante la pandemia para el desarrollo de nuestro pueblo, y por ende para el éxito de la misma, consistente en la necesidad de implementar proyectos asertivos, sustentados y operados en una estructura de alta gobernanza que (por ejemplo, una “Autoridad Nacional Para la Cooperación Internacional- ANCI”), afecte positivamente la implementación de proyectos de cooperación ayudando a reducir las brechas de acceso a la erradicación o disminución de las necesidades más prioritarias y urgentes de las gentes, y que aumente el bienestar general en todos los ámbitos y áreas del país, así como facilite la realización de la cooperación en todas sus formas y modalidades.
Esto debe llevar a romper los viejos paradigmas e innovar en materia de estructuración nacional respecto a la cooperación internacional, ya que, si seguimos haciendo las mismas cosas de la misma manera, es poco probable que obtengamos resultados diferentes. En otras palabras, si queremos ver un cambio en nuestras vidas y trabajos, necesitamos estar dispuestos a ensayar nuevas estrategias, tácticas y enfoques de operatividad.
En este sentido, es importante que trabajemos la cooperación internacional con una visión de país, que incorpore el pensamiento estratégico que nos permita fortalecer las políticas públicas que beneficien efectivamente y sobre todo la vida de los grupos más vulnerables.
Este fortalecimiento para la articulación de la cooperación internacional debe de ser acompañado de transparencia y rendición de cuentas, con el fin de poner fin a la corrupción normalizada.
No podemos ignorar que las circunstancias actuales y las experiencias del pasado nos han mostrado los desafíos que enfrentan las economías de América Latina y los países en desarrollo. Tenemos que ver que, la globalización y la situación política actual presentan desafíos que obligan a los gobiernos a mejorar y ajustar sus planes de cooperación internacional. Es fundamental que estas políticas estén bien definidas y realmente ayuden al desarrollo económico y más actualmente con las estrategias arancelarias dentro de esta “Guerra Comercial”. Debe existir una alineación con los planes de desarrollo regional para optimizar el uso y la asignación de recursos, para lo cual se requiere, lo que arriba propongo, crear una estructura, o Autoridad, o Agencia Nacional de Cooperación Internacional con la que Panamá pueda enfrentar los desafíos implementando nuevas estrategias de captación y centralización de la cooperación internacional hacia adentro en primer lugar, para posteriormente ofrecerla hacia los demás pueblos de la región y del mundo haciendo vigente nuestro lema nacional “Pro Mundi Beneficio”.
De ahí, la necesidad de operar la cooperación internacional como balanza de equilibrio que ayude a nuestra gente y a los países en desarrollo a alcanzar sus metas a través de planes y proyectos que fomenten la inversión productiva. Este enfoque ofrece una nueva perspectiva sobre los problemas que afectan el desarrollo, reconociendo que la cooperación internacional es una herramienta eficaz para abordar desafíos como la desigualdad, la pobreza, la educación, la salud, el género y el medio ambiente, tanto dentro del país como entre diferentes naciones.
Por lo tanto, clasificar a los países solo por su ingreso es un enfoque limitado, ya que ignora las diferencias significativas en sus realidades económicas y sociales. Por lo que considero que es fundamental que los países que reciben ayuda y/o subsidios, tengan un papel activo y autonomía para gestionar estos recursos según sus propias políticas y mecanismos de cooperación, sin presiones, exigencias o condiciones de los donantes o de organismos internacionales. De esta forma la cooperación internacional será realmente efectiva en promover el desarrollo sin estar sujeta a intereses externos.
Panamá debe aprovechar su privilegiada posición geográfica y convertirse en plataforma de cooperación y diálogo, tanto en la región Latinoamericana como a nivel global. Es fundamental que el país fomente, a través de la cooperación internacional, un entorno de entendimiento, facilitando triangulaciones exitosas que permitan generar proyectos regionales e interregionales. Priorizando las necesidades de nuestros pueblos, elevando la cooperación internacional y el multilateralismo renovado a través de la innovación y la adaptación tecnológica, en el que se promueva de forma equitativa la solidaridad entre naciones.