Dos pruebas que salvan vidas: papanicolou y virus del papiloma humano
El cáncer cérvico – uterino, es el segundo más frecuente que presenta la mujer en Panamá y consiste en un tumor maligno del cuello de la matriz, que es el conducto al final de la vagina por donde pasan los espermatozoides para llegar al útero y producir el embarazo.
El Dr. Miguel Ángel Cáceres, ginecólogo, especialista en oncología, explicó que con este tipo de cáncer “lo mejor es detectarlo a tiempo, porque no presenta síntomas y para tal efecto es necesario que las mujeres se realicen las pruebas de Papanicolou y del virus del Papiloma Humano”.
Añadió que aunque el examen no es cómodo, sin embargo, hay que tomar en consideración la importancia de las pruebas, porque la paciente promedio con este tipo de cáncer en Panamá, está entre los 34 y 35 años de edad y esa es una etapa de la mujer muy productiva, siendo que es madre activa, ama de casa, trabajadora y por tanto, estos escenarios que se presentan son muy dramáticos para la sociedad.
Esas dos pruebas en conjunto, permiten mucha certeza para saber quiénes tienen factores de riesgo en la posibilidad de desarrollar este tipo de cáncer y además, detectar lesiones previas para que las pacientes no lleguen a tener este padecimiento que tratado de esta manera, puede ser 100 por ciento prevenible.
Cáceres indicó que normalmente existen dos escenarios para que las mujeres inicien sus exámenes de Papanicolou; uno es en las mujeres que han comenzado relaciones sexuales y el otro, en las que no han iniciado vida sexual. Las mujeres que no han tenido, de todas formas deben hacerse estas pruebas a los 21 años de edad y las que si mantienen, deben practicarse el Papanicolou a los dos años de haber iniciado sus relaciones de pareja.
El peligro es el virus del Papiloma Humano, porque éste tiene un tiempo de incubación prolongado de entre cuatro y seis años y por tanto, es recomendable que a los dos años la paciente asista al médico tratante o al ginecólogo para una detección temprana o por razones de carácter preventivo.
En Panamá, por la alta incidencia, se recomienda realizar estas dos pruebas cada año y dependiendo de los resultados, por ejemplo, de ser negativas se pueden hacer cada dos o tres años. No obstante, la mejor forma es la educación de las pacientes, porque el cáncer cérvico – uterino no es una enfermedad de carácter genética, no es hereditaria, sino que es un proceso que inicia con una infección debido a estos virus (alrededor de 160 diferentes), pero que son algunos tipos reducidos los que aumentan el riesgo y las pruebas ayudan a detectar el virus potencial a tiempo.
El Virus no presenta síntomas iniciales y su infección es silente debido a que el proceso de desarrollo de cuatro a seis años es obviamente prolongado y la enfermedad no produce una situación florida, sin cuadros de fiebre, ni trastornos evidentes en sus primeros inicios.