Enfoque Global

Mariano Rajoy evitara que las exigencias de Ciudadanos humillen al Partido Popular

La respuesta será sí. Mariano Rajoy negociará con Albert Rivera para asegurarse los votos de los 32 diputados de Ciudadanos en un debate deinvestidura, pero sobre todo porque son el camino para presionar e intentar acabar con el bloqueo del PSOE. Pero el presidente del PP también quiere reivindicar el trabajo de su partido y su gobierno, y levantar barreras de protección ante el mensaje del propio Rivera: “Estoy dispuesto a sentarme incluso con quien no merece gobernar”.

Harto de que se señale al PP y su gobierno por la corrupción, cuando, a su juicio, ha sido el que ha tenido que lidiar con las peores consecuencias de la crisis, Rajoy liderará hoy una respuesta “digna” y “reivindicativa”, según fuentes de la dirección del partido. El comité ejecutivo de los populares no pondrá en riesgo la única vía abierta para facilitar la investidura de Rajoy, pero sí advertirá de los problemas y consecuencias que supondrá ese acuerdo, que se basa en las seis condiciones anticorrupción y de regeneración puestas sobre la mesa por Ciudadanos.

Rajoy no quiere que su discurso suene a claudicación y menos a humillación, que es lo que en el PP entienden que busca Rivera para justificar su cambio de posición en la investidura. Según fuentes cercanas al líder del PP, su intervención hará equilibrios entre la respuesta afirmativa y el desagravio de su partido. Se trata de presentar las condiciones de Rivera como una continuación de todas las medidas anticorrupción que ya ha adoptado el PP en la última legislatura desde el Gobierno y en su proceder interno.

Será un sí, además, que incluirá la retahíla de dificultades que supone el mero enunciado de las condiciones impuestas por Ciudadanos y las complicaciones para llevarlas a término. Problemas de encaje constitucional, como en el caso de la limitación de mandatos o la prohibición de conceder indultos; o la necesidad de contar con otros partidos, en especial el PSOE, para el caso de la reforma constitucional que requiere la desaparición de los aforamientos, algunos aspectos de la ley electoral. Otra cuestión es la comisión de investigación del caso Bárcenas, terreno en el que el PP quiere poner en evidencia lo que consideran como una injusticia al someter sólo a investigación a su partido habiendo otros implicados en causas judiciales abiertas como el PSOE o la antigua CDC. Ahí, la comisión permanente que el PSOE propuso y se aprobó en la anterior legislatura, sobre la financiación de los partidos, de forma genérica y sin establecer de antemano que haya podido haber financiación ilegal, sería, para el PP, una vía más adecuada. Pero el PSOE se ha avanzado incluso a Ciudadanos y ya ha reclamado en el Congreso la comisión de investigación.

“El que condiciona es el cuarto partido, tiene 32 escaños, pero el que tiene los votos es el PP, con sus 137 escaños”, comenta un dirigente popular como resumen de ese equilibrio que intentará mantener Rajoy ante el comité ejecutivo. O como señala otro: “La respuesta de Rajoy será práctica, pragmática, sin vísceras, pero sin dejar que humillen”. Y será el propio presidente del partido, apuntan las fuentes consultadas, quien ponga coto a las reacciones de los dirigentes populares y lanzará el argumentario para que el acuerdo se defienda ante la militancia.

“Rajoy no va a hacer nada que ponga en riesgo el buen fin de la investidura –aseguran las fuentes consultadas–, pero de ahí a la sumisión a Rivera hay mucho trecho”. El presidente del PP, pues, presentará ese sí a las condiciones de Rivera como un paso más hacia la investidura que el PP ansía. Y lo hará con un discurso que suponga una continuación del relato que el presidente del Gobierno en funciones viene desarrollando desde las elecciones del mes de di­ciembre, para que quede claro que con ello se da una línea de continuidad al PP.

El paso será decisivo, pero todos son conscientes de que no todo está hecho. La posición mantenida por el PSOE, y la falta de efecto de las presiones a que está sometido, desde dentro, pero sobre todo desde fuera, en especial en los últimos días desde Ciudadanos, no permite demasiado optimismo. Lo más difícil, creen en el PP, no es la negociación con Ciudadanos, sino el no insistente de Pedro Sánchez, que –sostienen– quiere la humillación de Rajoy en un debate de investidura fallida. Por eso muchos en el PP aseguran que aprobarán las condiciones sin ilusión, porque es mucho lo que se les pide, pero nadie les asegura que vayan a obtener algo a cambio.

Pese a todo, los dirigentes más próximos a Rajoy dan por hecho que también se cumplirá la séptima condición de Ciudadanos, la de poner fecha a la investidura. Si no es hoy, mañana o pasado, cuando vuelva a reunirse con Albert Rivera. La de inicio del debate podría ser el 30 de agosto, con una primera votación el 31 y la segunda el 2 de septiembre. Si el PSOE no cede, en caso de haber terceras elecciones, se celebrarían el día de Navidad.