Contra toda esperanza, damnificados de Samaria, Llevan 14 meses de sufrimiento sin respuesta
Por Zulay Rodríguez
Una tragedia que no envía signos de convertirse en esperanza, es lo que viven 5 familias del Sector 4 de Samaria, desde el 10 de septiembre de 2015, cuando un deslizamiento de tierra, hizo colapsar sus viviendas que con tanto sacrificio edificaron en una loma que hoy se ha convertido en enormes matorrales, que se erigen como excelentes aliados de los delincuentes.
Van 14 meses desde que funcionarios del Ministerio de Vivienda y del Sistema Nacional de Protección Civil, le dieron a conocer la nefasta noticia: Tienen que desalojar…ya no pueden seguir viviendo en estas casas porque el peligro es inminente.
Sufrimiento, preocupación e incertidumbre embargó a estos humildes panameños que observaban impotentes, como derrumbaban sus viviendas, en las que compartieron felicidad, tristeza, alegrías y frustraciones dentro de paredes que fungieron como testigos silenciosos de familias, que hoy sus gritos de ayuda se ahogan ante la indiferencia de las autoridades gubernamentales.
La solución que les ofreció el Ministerio de Vivienda, de financiarles una casa valorada en 50 mil dólares, aún no le ha llegado a Itzel, Rosa ni Rafael, quienes continúan arrinconados en un hotel de la ciudad capital, sin libertad de movimiento porque no son considerados huéspedes naturales…para el propietario, son unos damnificados que les mandó el Ministerio de Vivienda, pero, paradójicamente, estos ciudadanos están pagando el mismo precio por habitación. Una discriminación que no tienen nombre!
El drama de Samaria, Sector 4, se concentró en 50 casas, que representaban 76 familias, que perdieron todo; si bien es cierto, algunas familias ya han resuelto su situación, existe un número importante que vive como hoja al viento, dependiendo de familiares que le han dado posada en sus respectivos hogares, otros que su alternativa ha sido el alquiler de una vivienda y los demás, instalados en hoteles que los califican como clientes de segunda y tercera categoría.
Una casa que nunca llega
La promesa del Ministro de Vivienda, en principio le pareció a los damnificados una respuesta, aunque ácida, había que asimilarla, porque en el horizonte no se vislumbraba otro camino, pero, que resulta, el asunto se complicó y para los afectados, el Gobierno no dijo la verdad, sobre esa opción de casas reposeídas por un valor de 50 mil dólares.
Itzel Camargo, una de las afectadas que hoy sigue como cliente de un hotel en el corregimiento de Calidonia, desde hace 14 meses, nos cuenta que la opción de buscar una casa reposeída ha resultado una completa farsa y puso el siguiente ejemplo: Nos dieron la oportunidad de escoger la vivienda, sin embargo, si el avalúo privado del dueño es de 70 mil dólares, el Ministerio de Vivienda responde que acepta, pero advierte que se requiere el avalúo del Ministerio de Economía y Finanzas que tumba el anterior y deja el avalúo en 20 mil dólares, lo que nos obliga a buscar un financiamiento de 50 mil dólares que no tenemos. Es una total mentira, agrega Itzel.
Hotel con muchas limitaciones!
La vida en el hotel, a juicio de los afectados, “es parecida a la una cárcel, porque no nos permiten circular libremente, nos prohíben caminar por las áreas verdes y otras instalaciones del edificio, cuando el gobierno está pagando la misma tarifa que cualquier otro cliente o turista”, que es de 79 dólares diarios.
Nosotros, mi marido, mi hijo y yo hemos pagado hasta la fecha alrededor de 130 mil dólares entre alojamiento y comida. Si hay tanto dinero para pagarle a ellos, por qué no han resuelto nuestra situación, se pregunta Itzel Camargo, quien piensa, que existe un negociado con los hoteles que les está generando ganancias enormes, a juzgar por las remodelaciones que han hecho en sus principales instalaciones, cambios de televisores de última tecnología y otros detalles en su fachada.
Para la señora Rosa Díaz que habita una habitación con su esposo, el ambiente es tenso y desagradable. “Señor ministro, señor Presidente, queremos que nos ayuden, muevan esos papeles, nos dicen que falta poco pero ya llevamos 14 meses en esto. Viene noviembre y diciembre, tiempos que uno quiere vivir en familia. En ese lugar estamos encerrados, no nos permiten tener más de dos visitas”.
Testimonios muy tristes, pero mucho más aún cuando doña Rosa, implora que por favor, para el Día de las Madres, ella pueda habitar su nueva vivienda.
Rafael, otro de los damnificados, demuestra desesperación e impotencia, observa el poco importa de las autoridades locales, alcalde y representantes que le han dado la espalda en este problema.
Dice que los sacaron de sus casas, cuando lo que debieron hacer fue derrumbar las que estaban realmente dañadas y reparar las demás, pero no, acabaron con todas y lo que han dejado ha sido terrenos abandonados, llenos de monte y lo peor, sin ninguna respuesta satisfactoria.
Sin asistencia profesional
Otro de los elementos negativos que gravitan en este viacrucis de los damnificados de Samaria, es que no están recibiendo la atención de trabajadoras sociales ni de psicólogos que le den seguimiento a su condición emocional. En otras palabras, se sienten en un completo abandono por parte de las autoridades.