Expresiones

Cadena perpetua o aumento de penas

Edmundo Dante Dolphy /  La  Verdad Panamá

Los  crímenes  dantescos  que  en los últimos  meses  observamos  en los medios de  comunicación, sumado  al incremento de  los casos  de  violaciones de menores de edad por individuos  enfermos o que coquetean  con una  personalidad  psicópata, debe  llevarnos a reflexionar  profundamente  acerca de  la descomposición social  que  se cierne  en el país.

¿La cadena perpetua  o, en su defecto,  un aumento en  las penas de  cárcel debieran ser  consideradas  en casos de delitos como  al que nos referimos?

Los que defienden  una  estrategia de  seguridad fantasma, sin  mayor  sustento de la realidad, argumentando  que  muchos de  estos asesinatos  son consecuencia  del submundo de  las  drogas, insisten  en desconocer que estos episodios son concomitantes  con la podredumbre que carcome a la sociedad.

El problema  va  más  allá  de la tipología  del delito, cuyo debate  se mantiene  permanentemente  en la agenda de los estudiosos de la criminología, que  atiende  este tipo de conductas desviadas. Los antivalores  y  la desintegración   del principal núcleo de la sociedad, que  es la familia, están minando los cimientos  de una  cultura de  paz, de respeto y de convivencia  ciudadana.

Cuando  estos  factores  se desvanecen, el  peligro de una  sociedad  cada  vez más  perversa, se acrecienta, contaminando  entornos que sucumben a la  tentación de abocarse a  esta  clase de  prácticas, precisamente por la falta de orientación  en sus hogares.

El tomar distancia de la  vida espiritual y  del respeto a las  normas  que  regulan  el comportamiento de una sociedad,  conducen  a  la comisión de delitos  de  esta naturaleza. El consumo de  drogas, la violencia desde adentro, producto  del internet, son ingredientes  adicionales  que  alteran  el  equilibrio  social.

Son muchas las  familias que  lloran de impotencia, clamando justicia , sin embargo, la desconfianza    en el Sistema  Penal Acusatorio, por lo escandaloso  de  varias sentencias  que   han beneficiado  a violadores  sexuales  y de  otras  conductas  similares, generan  suspicacias  y, en ocasiones, conducen  a  tomar la  justicia  por  sus propias  manos.

Contrario a este argumento, especialistas en criminalística y abogados penalistas tienen otro punto de vista; la inexistencia de una policía científica que sea certera en la investigación, sumado a un Ministerio Público con falencias e informes en ocasiones amañados, provocan precisamente que los jueces ante la falta de contundencia de pruebas le den un fuerte golpe al mazo declarando no culpable al sindicado.

La falta  de sensibilidad  es otro elemento  que emerge  en este  cuadro social porque  muchos  años  atrás  cuando  se  registraba  un crimen de proporciones espantosas, el asombro y el impacto  era estremecedor, lamentablemente hoy lo vemos como un  acto criminal  más, que  se suma a las estadísticas oficiales.

La conciencia  social  y   el fortalecimiento de los  valores  éticos, morales y  espirituales, se erigen como    herramientas  indispensables  para  corregir los  errores  de  una sociedad que se debate entre  el  bien y el mal, cuya falta de  conducción,  los lleva  inexorablemente  a  escenarios  como  el que hoy  condenamos  enérgicamente.