Javier Collins Agnew  / La Verdad Panamá
En el corazón de La Siesta, corregimiento de Tocumen, se encuentra Ceremi, una barriada humilde donde los residentes, mayoritariamente trabajadores y familias del interior, enfrentan diariamente el olvido gubernamental.
Para muchos, Ceremi es más que un lugar; es su hogar, su identidad y el escenario de una lucha constante por condiciones de vida dignas.
Ángela Rodríguez, líder comunitaria y residente de Ceremi, es una voz incansable que denuncia el abandono que vive su comunidad. “Aquí nací y crecí”, sostiene .
Relata que hace dos años regresó, y es triste y decepcionante ver cómo siguen igual o peor. “Estamos en pleno 2024, ¿cómo es posible que no tengamos agua potable?”, cuestiona con indignación.
La Crisis del Agua en Ceremi
La falta de acceso al agua potable es uno de los problemas más graves que enfrentan los residentes.
Según Ángela, hace años solían recibir pequeñas cantidades de agua durante la madrugada, con las cuales lograban llenar algunos recipientes para realizar tareas básicas como cocinar, lavar ropa o asearse, pero desde hace más de un año, ni siquiera cuentan con ese mínimo suministro.
“Vivimos al lado de urbanizaciones de lujo donde no faltan servicios básicos, pero nosotros tenemos décadas sin agua. Es un derecho humano, y no entiendo cómo seguimos así”, lamenta.
Explica que los residentes deben recurrir a soluciones temporales, como el uso de toallitas húmedas o almacenar agua de dudosa calidad en recipientes, lo que pone en riesgo su salud.
Ángela ha visitado múltiples instituciones, incluyendo la Junta Comunal de Tocumen y el Instituto de Acueductos y Alcantarillados Nacionales (Idaan), pero asegura que solo ha recibido promesas vacías.
“En el Idaan me dicen que nuestra tubería está conectada al aeropuerto viejo, pero nunca hay presión suficiente para que el agua llegue. Es frustrante que nos digan que siempre ha sido así, como si fuera algo normal”, señala.
Un Cruce Peligroso y Calles Oscuras
Además de la crisis del agua, los residentes de Ceremi enfrentan la falta de seguridad vial y alumbrado público. Para cruzar la carretera principal, deben caminar hasta puntos lejanos o arriesgar sus vidas atravesando en zonas sin pasos peatonales.
“Los carros pasan a alta velocidad. Aquí no hay líneas de seguridad ni semáforos. Es un milagro que no hayan ocurrido accidentes graves aquí”, relata Ángela.
El problema no termina al cruzar la calle. La oscuridad en la barriada crea un ambiente inseguro, especialmente para las mujeres que salen temprano a trabajar o regresan tarde en la noche. Las pocas luces que hay son opacas y están mal distribuidas.
Inundados  en basura
Otro dolor de cabeza para los residentes es el manejo inadecuado de los desechos. Cerca de la comunidad, se ha formado un vertedero improvisado que emite olores insoportables y atrae a aves carroñeras.
“Esto no es vida. Los gallinazos son un espectáculo diario, y el hedor es tan fuerte que los vecinos no pueden ni abrir sus ventanas. Hemos pedido que eliminen este basurero, pero no obtenemos respuestas”, denuncia Ángela.
Ella recuerda que, en otras comunidades como Belén, en Las Mañanitas, los residentes lograron eliminar un vertedero similar gracias a la presión ciudadana.
“Si allá pudieron, ¿por qué aquí no? Es una falta de respeto a nuestra dignidad”, afirma.
Ceremi se Organiza 
A pesar de los desafíos, la comunidad de Ceremi no se rinde. Vecinos se han organizado para exigir soluciones y apoyar a Ángela en su lucha. La llegada del internet, gracias a un proyecto privado, fue un pequeño alivio, especialmente durante la pandemia, cuando las clases virtuales se volvieron una necesidad.
“Esas pequeñas victorias nos dan esperanza, pero no podemos seguir esperando milagros. Necesitamos acciones concretas de nuestras autoridades”, dice Rodríguez.
¿Qué Dice la Junta Comunal?
Según Ángela, la Junta Comunal ha sido incapaz de dar respuestas claras. “Prometen, pero no cumplen. Si no pueden hacer su trabajo, deberían decirnos a dónde ir para buscar soluciones. Yo estoy dispuesta a llegar hasta la Presidencia si es necesario”, advierte.
El llamado de la comunidad es urgente. Exigen agua potable, pasos seguros para peatones, alumbrado público funcional y la eliminación definitiva del vertedero.
Un Futuro Digno para Ceremi
Ceremi es un reflejo de muchas comunidades en Panamá que luchan por ser visibles ante el Estado. Sus residentes, como Ángela Rodríguez, no buscan lujos ni privilegios, sino condiciones básicas para vivir con dignidad.
“Nosotros somos trabajadores, honestos, guerreros. Solo queremos que nos traten como lo que somos: seres humanos”, sostuvo la dirigente comunitaria.
Un llamado a la acción
La situación en Ceremi es un recordatorio de las profundas desigualdades que persisten en Panamá. Mientras algunas comunidades disfrutan de todos los servicios básicos, otras como Ceremi luchan por lo esencial.
Ángela Rodríguez hace un llamado urgente: “No queremos promesas bonitas; queremos hechos. Ya es hora de que nos tomen en serio”.
El grito de Ceremi no debe ser ignorado. Esta comunidad merece algo más que sobrevivir; merece vivir con dignidad. La pregunta que queda en el aire es: ¿Responderán las autoridades antes de que sea demasiado tarde?.