¿Cómo de sostenible es fabricar unos vaqueros? La ley estrecha el cerco al residuo textil
Madrid, 25 ene (EFE).- De icono “hippy” a clásico del vestir, los pantalones vaqueros son una prenda con larga “huella” no solo en la moda, sino además de impacto ambiental ¿cuál es su coste de fabricación? ¿son reciclables?, la ley en España quiere estrechar el cerco al residuo textil con criterios más estrictos para su aplicación desde 2025.
Distintos estudios revelan el enorme coste ambiental de fabricación de los pantalones vaqueros tanto en el uso de agua y energía como de contaminación por ejemplo por tintes en los tejidos y por los lavados para desteñirlos, además de la complejidad de su reciclaje.
Una investigación publicada hace unos meses por la española Universidad Politécnica de Madrid (UPM), con el apoyo de la Fundación Botín y el Observatorio del Agua, cifra entre 2.130 y 3.078 litros el impacto hídrico relacionado con la materia prima de los vaqueros, el algodón.
A los costes ambientales de fabricación de esta prenda se suma la complejidad de su reciclaje dadas las características del tejido y los componentes que incrusta muchas veces metálicos difíciles de separar y desmontar, como remaches o cremalleras.
Rediseño sostenible de pantalones vaqueros
El rediseño de esta prenda con criterios más sostenibles es “un primer paso para demostrar que cambiar el sistema de la moda hacia una economía circular es posible”, aseguró a EFE Jules Lennon, responsable de Moda de la Fundación Ellen MacArthur, asesora para proyectos de economía circular de las empresas.
Una de sus iniciativas estrella en el ámbito textil, Jeans Redesign, ha promovido una “colaboración sin precedentes”, tras involucrar a más de cien marcas de primera línea y fabricantes en más de 25 países del mundo, para poner en el mercado 1,5 millones de pantalones vaqueros rediseñados entre 2021-2023.
Criterios más sostenibles implican por ejemplo aguantar al menos veinte lavados en buen estado y fabricarse con menos impacto hídrico este tipo de pantalones, según sus responsables.
Por su parte, la responsable de Biodiversidad de Greenpeace España, Celia Ojeda, advirtió a EFE del impacto ambiental de la moda ultrarrápida de usar y tirar cuya fabricación en masa produce prendas de escasa calidad y muy baratas.
La producción de calzado y textiles genera entre el 8 y el 10 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero; la industria de la moda es responsable del 20 % del desperdicio total de agua dulce a nivel mundial.
Todo armario alberga varios vaqueros
Todo armario es punto de encuentro de varios pantalones vaqueros, por colores, diseños; su enorme producción a nivel mundial incrementa su huella de fabricación muy por encima de la de cualquier otra prenda, ha explicó Ojeda.
Cuanto menos azules son, más contaminante es su fabricación por el número de lavados para desteñirlos; cuantos más lavados aumenta además el riesgo de desprendimiento de microfibras que, si no se impide, pueden llegar a los ríos.
Según la Comisión europea, la UE genera 12,6 millones de toneladas de residuos textiles al año. La ropa y el calzado representan por sí solos 5,2 millones de toneladas de residuos, lo que equivale a 12 kg de residuos por persona al año.
Cómo estrechar el cerco al residuo textil
La UE está comprometida a poner freno a los residuos textiles con estrategias que van desde el apoyo al desarrollo de nuevos modelos de negocio para alquiler la ropa, hasta el diseño de productos más fáciles de reutilizar y reciclar (moda circular).
Otras iniciativas pasan por convencer a los consumidores de que compren menos ropa de mejor calidad (moda lenta) y, en general, orientar el comportamiento de los consumidores hacia opciones más sostenibles.
En España, la Ley de Residuos establece que en 2025 al menos el 55 % de los domésticos, entre los que figura el textil, sean preparados para la reutilización o reciclaje. Este porcentaje deberá ser del 60 % en 2030 y del 65 % en 2035.
Desde el 1 de enero todos los ayuntamientos tienen que recoger de forma diferenciada los residuos textiles.
Las ciudades van a tener que implantar o aumentar su número de contenedores textiles dados los nuevos criterios legales; también en las tiendas deberán recogerse y se exigirá una responsabilidad ampliada del productor para hacerse cargo del producto hasta el final de sus días.
La confección de una prenda convencional lleva de media entre tres y cinco meses desde el diseño hasta que se pone a la venta; sin embargo, en la moda rápida los plazos son mucho más cortos, solo semanas, y con la ultrarrápida, únicamente días.
Gigantes comerciales de la moda en internet especialmente de origen asiático en los últimos tiempos están acelerando la venta de prendas de rapidísima fabricación; el problema de producir en países con normas ambientales muy laxas es que los controles ambientales se relajan, advierte la responsable de Greenpeace.
Además la fabricación ultrarrápida complica la supervisión de los procesos porque los productos pasan rápido al mercado. Las fibras, los tintes, los lavados… “todo es demasiado rápido y es difícil controlarlo”, ha explicado la experta.
Y las víctimas son la naturaleza, la salud, el aire, los terrenos, que acaban sufriendo las consecuencias de una moda insostenible que da pie a frases tan populares como que “los ríos de Asia llevan el color de la moda en Europa”.
Foto EFE