Reportajes

Decoración de espacios para personas con espectro autista

Diseñar un ambiente consciente y respetuoso para las personas con Trastorno del Espectro Autista (TIA) juega un papel muy importante en la seguridad y confianza que se les pueda ofrecer ya que ayuda a contenerlos y hasta protegerlos. El color, los sonidos, la climatización, son detalles clave para mejorar su calidad de vida y la de sus acompañantes.

En su estudio Autismo: Espacios Especiales. Manual de Diseño Residencial, las diseñadoras de interiores Karenny Güílamo y Carmen Ariza aseguran que son varios los elementos que contribuirán con la creación de un ambiente amigable para un niño con autismo, fomentando además su independencia emocional.

La médico psiquiatra especialista en autismo, Melina Mancuso, comparte la opinión de que el color es un factor sumamente importante al decorar espacios donde viven, descansan o trabajan las personas con trastorno del espectro autista. En su experiencia, “los colores tienen la capacidad de generar estados y respuestas emocionales en todos los seres humanos” y agrega que “como amplio es el espectro del autismo, igual de amplia es la paleta de colores y opciones que tenemos para utilizarla a favor del mejoramiento de su entorno.”

Para la psiquiatra, la decoración debe ser muy sencilla en estas habitaciones, evitando colores demasiado estridentes (así como los patrones), ya que ​pueden excitar demasiado a la persona que tiene autismo. En esa línea, la gerente de Color y Experiencia de Glidden, María del Mar Ruiz, recomienda los colores ​neutros y blancos, “ideales para esos espacios porque promueven la preservación de la calma y una mejor asimilación de la información. Además, estos son colores ​’purificadores’ y brindan una sensación de limpieza y claridad”.

La experta agrega que si se trata de un niño o adolescente, ​”se puede tener en cuenta cuál es su​ color favorito, con el que se siente más identificado y aplicar tonalidades suaves de este color para pintar las paredes de su cuarto, o dar pequeñas notas de color en la decoración”. Ruiz sugiere, por ejemplo, las tonalidades verdes y azules, considerados colores “fríos”, ya que resultan muy relajantes y transmiten tranquilidad y una sensación de paz. Y los amarillos, que son colores cálidos, para zonas de estimulación motora e intelectual ya que, como complementa Mancuso, “fomentan la actividad cerebral y la creatividad. En cambio deberíamos evitar colores anaranjados y el rojo porque son ansiogénicos, salvo que se utilicen de manera muy precisa”.

Pero para la psiquiatra, “el uso del color es un excelente medio para dar estructura y organizar los espacios y le permite al niño con TEA ubicarse mejor en diferentes entornos”. Como ejemplo, Ruiz, sugiere aplicar un color que demarque en el piso, en el cielo raso o la pared, el recorrido de la cama al baño, o definir códigos de colores de acuerdo a las actividades que se realizan en cada zona.

Según Mancuso, “los colores pueden servir de apoyo para que el niño o joven, por sí mismo, sepa la secuencia de las actividades que tiene que hacer en un momento del día y en un lugar específico, de manera independiente. La psiquiatra y la experta de color concuerdan en que lo primordial es que se logre un espacio seguro, previsible, fácil de utilizar y libre de distracciones y estos detalles y los colores adecuados pueden hacer la diferencia.