Diputados sin compromiso de Nación
La decepción de la sociedad panameña en los ciudadanos que conforman la Asamblea Nacional, día a día aumenta sin que exista a corto plazo un cambio sustancial en su proceder y compromiso nacionalista.
El artículo 150 de la Constitución Política señala que: “Los Diputados actuarán en interés de la Nación y representan en la Asamblea Nacional a sus respectivos partidos políticos y a los electores de su Circuito Electoral”.
Este sagrado texto constitucional no es honrado por los denominados “Padres de la patria”, al contrario, son la antítesis de lo que exige una sociedad decente, trabajadora que demanda mejores días para el país, dentro de un marco de respeto a los intereses de las grandes mayorías.
Comportamiento reprochable
La podredumbre manifiesta el pasado 1 de julio para la escogencia del nuevo presidente de la Asamblea, donde prevaleció la inmoralidad, el clientelismo político salvaje y la compra de votos, paradójicamente con los recursos del Estado, dejó claro que la esperanza por un nuevo Órgano Legislativo, no es más que otra quimera, un espejismo harto difícil de superar.
La vergüenza legislativa continuó con la conformación de las 15 comisiones, en las que prevalecieron las ansias de poder, la avaricia y los intereses personales de los diputados, por encima de las demandas legítimas de una población que espera debates y aprobación de leyes cónsonas con la realidad nacional.
Ignoran temas de interés nacional
Temas como la inseguridad ciudadana, el alto costo de la vida, las deficiencias en el transporte público, un sistema de salud público prácticamente colapsado, escuelas y colegios cayéndose por falta de mantenimiento, la crisis permanente por el agua y una economía con niveles de decrecimiento preocupantes; no figuran en la agenda de este órgano del Estado.
La nueva directiva de la Asamblea Nacional, en teoría y en su proyección mediática, asegura que cambiará la imagen de este órgano y que impulsará leyes que logren el bienestar de la población panameña. Ojalá no se convierta en una llamarada de capullo más, porque no solamente es legislar por el pueblo, lo que también como sociedad se exige es transparencia en los actos de los diputados, transparencia en su gestión administrativa, que las partidas millonarias asignadas a contratos y asesores se hagan públicas.
¿Podrá controlar la Asamblea?
La tolerancia llega a su límite y no podemos continuar en el oscurantismo que nos impide conocer cómo se manejan los millones de dólares que pagamos todos los contribuyentes y que son un misterio total.
Los señalamientos graves contra muchos legisladores por el mal uso de millones de dólares en partidas circuitales, de las que desconocemos como se gastaron, aumentan la suspicacia del panameño en lo que respecta al uso prístino de los recursos del Estado.
Podrá Rubén De León, presidente de la Asamblea Nacional empinarse ante las presiones y amenazas de las bancadas de oposición, que advierten un período complicado para el Gobierno?
Tendrá la capacidad y manejo político para maniobrar exitosamente para aprobar las leyes que emanen del Órgano Ejecutivo?
Hasta ahora las señales son contrarias a esta posibilidad.