Donald Trump presagia una nueva era de rivalidad entre potencias en la que Rusia y China retan la influencia de Estados Unidos
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, afirmó este lunes que el mundo está entrando en una nueva etapa de competencia entre los grandes poderes y señaló a Moscú y a Pekín como los rivales a los que debe enfrentar Washington.
“Nos guste o no, estamos comprometidos en una nueva era de rivalidad. Aceptamos que hay vigorosas competencias militares, económicas y políticas en juego alrededor de todo el mundo. Enfrentamos regímenes paria que amenazan a Estados Unidos y a sus aliados”, dijo Trump en un discurso para presentar su primera Estrategia de Seguridad Nacional (NSS, por sus siglas en inglés).
Este documento marca las grandes líneas que seguirá el gobierno estadounidense durante los próximos años.
“Enfrentamos organizaciones terroristas, redes de delincuencia transnacional y otros que esparcen la violencia y el mal alrededor del planeta. También hacemos frente a potencias rivales, Rusia y China, que buscan retar la influencia, los valores y la riqueza estadounidense. Intentaremos construir una gran asociación con esos y otros países, pero de una manera que siempre proteja nuestros intereses nacionales”, agregó.
Como un ejemplo de ese nuevo espíritu de cooperación al que aspira pese a la rivalidades, Trump se refirió a una llamada que le hizo el presidente de Rusia, Vladimir Putin, para agradecerle una información de inteligencia que la CIA entregó al Kremlin sobre un supuesto plan para un ataque terrorista en San Petersburgo.
Sin embargo, tanto Moscú como Pekín son tratados con un lenguaje mucho más duro en el documento de la NSS, en el que se les califica como “potencias revisionistas”, una condición similar a la que tenían Alemania y Japón en los años previos a la Segunda Guerra Mundial, cuando eran potencias emergentes que retaban el status quo.
Durante su alocución, Trump cuestionó lo que calificó como “fallas” de sus antecesores en política exterior y delineó los ejes alrededor de los cuales se desplegará esta nueva estrategia, elaborada en torno al principio de “Estados Unidos primero”.
Los cuatro grandes ejes de la NSS son: la protección del país, de sus habitantes y de sus fronteras; la promoción de la prosperidad estadounidense, la preservación de la paz gracias a la fortaleza y el impulso a la influencia estadounidense en el mundo.
Estos pilares estarían, según Trump, guiados por un regreso al “realismo de principios”.
“Esta estrategia es realista porque aborda con claridad la competencia global: reconoce el papel central del poder en los asuntos mundiales, afirma que la soberanía de los estados es la mayor esperanza para un mundo en paz, y define claramente nuestro interés nacional. Se basa en principios porque tiene sus raíces en el conocimiento de que la promoción de los valores estadounidenses es clave para esparcir la paz y la prosperidad alrededor del mundo”, aseveró.
Seguridad fronteriza
Una parte fundamental del eje referido a la “protección de la patria” se relaciona con la seguridad fronteriza y contempla la construcción del muro en la frontera con México.
“Por primera vez la estrategia estadounidense incluye un plan serio para defender la patria. Propone la construcción de un muro en la frontera sur, poner fin a la inmigración en cadena y al horrible programa de lotería de visa, cerrando los vacíos (legales) que debilitan la aplicación de la ley; y dando un fuerte apoyo a nuestros patrulleros de fronteras, funcionarios de inmigración y aduanas; y al personal de seguridad nacional”, aseguró.
La llamada “migración en cadena” se refiere a la práctica de reunificación familiar, que permite a los ciudadanos y a los residentes legales en Estados Unidos llevar a vivir a ese país a sus familiares extranjeros gracias al vínculo que les une, en un proceso que puede extenderse sin límites pues cada nuevo migrante puede hacer lo mismo.
Ese mecanismo ha sido duramente criticado por la Casa Blanca que ha dicho que durante la última década unos 9,3 millones de extranjeros han llegado a vivir a Estados Unidos gracias a sus vínculos familiares y con independencia de sus habilidades o formación profesional o laboral.
La Casa Blanca asegura que la “migración en cadena” es una fuente de trabajadores de baja calificación que perjudica a los estadounidenses más vulnerables, al tiempo que es el mecanismo a través del que se establecen en Estados Unidos el 65% de los nuevos residentes extranjeros.
Trump también quiere poner fin a la llamada “lotería de visas”, un mecanismo a través del cual Estados Unidos otorga cada año 50 permisos de residencia permanente a través de un sistema aleatorio al cual pueden optar ciudadanos de más de un centenar de países con el único requisito de que cuenten con una formación o una experiencia laboral básica.
En su discurso, el mandatario estadounidense no escatimó críticas hacia las políticas migratorias de sus antecesores.
“Nuestros políticos dejaron las fronteras abiertas de par en par. Millones de inmigrantes entraron al país ilegalmente. Muchos más millones fueron admitidos sin el proceso de revisión adecuado para proteger nuestra seguridad y nuestra economía”, afirmó.
“Los líderes en Washington impusieron al país una política migratoria por la que los estadounidenses nunca votaron. Una política en la que la gente equivocada era admitida y la gente correcta era rechazada”, añadió.