FBI identifica al atacante de Trump como Thomas Crooks, un hombre blanco de unos 20 años
Washington, 14 jul (EFE).- El FBI ha identificado al tirador contra el expresidente Donald Trump como un hombre blanco originario de Pensilvania que responde al nombre de Thomas Mathiew Crooks.
Se trata de un hombre de unos 20 años vecino de Bethel Park, en Pensilvania, el mismo estado donde se celebraba el mitin en el que fue atacado Trump, quien ha sido herido en la oreja derecha, pero cuya vida no corre peligro.
El FBI había pedido la ayuda de la gente y había abierto una línea especial para quien pudiera aportar alguna pista.
Sin embargo, se desconocen hasta el momento cuáles pueden ser sus motivaciones y si era lo que se conoce como un ‘lobo solitario’ o contó con algún cómplice.
La cadena CNN precisa que cuando los agentes llegaron hasta el francotirador, que yacía en el tejado donde había realizado los disparos, no llevaba encima ningún documento, lo que ha dificultado su identificación durante horas.
Pudieron verse imágenes de los agentes cuando llegan al tejado donde estaba el francotirador, que iba vestido con ropa gris de camuflaje.
El medio local de Pittsburgh WTAE asegura que el tirador usó un fusil tipo AR-15 y disparó ocho tiros antes de ser abatido por los agentes del Servicio Secreto.
Las autoridades han confirmado que el fallecido atacante causó la muerte de un asistente el mitin, hirió a Trump en la oreja derecha y dejó otros dos heridos de gravedad en el público.
La directora del Servicio Secreto, citada por el Congreso para testificar por el atentado a Trump
La convocatoria fue formulada a Cheatle en una carta firmada por James Comer, director de Supervisión y Rendición de Cuentas en el Congreso, quien posteó la carta en su cuenta de X.
Comer no deja de subrayar “la tremenda valentía” de los agentes del Servicio Secreto presentes en el acto, que protegieron a Trump, neutralizaron al agresor y evitaron mayores daños entre el numeroso público presente (solo hay dos muertos hasta el momento).
Sin embargo, han surgido numerosas voces que ponen en duda la eficacia del Servicio Secreto al no haber impedido que un francotirador se situara armado, sin ser advertido por los numerosos agentes presentes, encima de un tejado que solo se encontraba a 163 yardas, o 150 metros, del podio donde hablaba el presidente.
A esa distancia, y con las armas disponibles en el mercado en Estados Unidos, es relativamente fácil alcanzar un blanco deseado, como han puesto de relieve varios entrevistados esta tarde varios especialistas en las cadenas de televisión.
Y sabiendo que el mitin de Trump se conocía desde hace muchas semanas y no tenía nada de improvisado, resulta llamativo que los agentes del Servicio Secreto no tuvieran tiempo de peinar la zona con tiempo suficiente para descartar los riesgos de un atentado como el que ha tenido lugar.