Expresiones

Ifarhu: piñata de una fiesta a la que no están invitados los hijos del pueblo

Edmundo Dante Dolphy / La Verdad Panamá

Uno de los nobles objetivos del Ifarhu es lograr la mayor equidad en la utilización de  los fondos destinados por el Estado a la formación profesional de los estudiantes panameños. Muy romántico suena, pero en la práctica se ha constituido en la repartición de recursos públicos, articulando componendas que garantizan una curul en el palacio Justo Arosemena.

Los  hechos develados en el Ifarhu  bajo la figura cínica  de “auxilio económico”, dejan en evidencia   el estado de indefensión de nuestras  instituciones  ante la voracidad despiadada de políticos que se encaraman  en los  cargos para hacerse  de  fortunas y  construir  un liderazgo falso, con pies de  barro  para aspirar  a puestos   de elección popular, basados  en el clientelismo, y el hambre de un electorado preñado de  necesidades, pero que les da el voto con la esperanza  de  un cambio en su vida que nunca llega.

Hacerse de los caudales públicos con intenciones electoreras torciendo procesos, aprovechándose del poder político para beneficiar a un sector en detrimento de las grandes mayorías, es un acto de perversidad absoluta. Despojar  de esta  oportunidad  a familias  en condiciones de  pobreza y  que el único legado  que pueden dejarle  a sus hijos es  una  educación medianamente buena, deja al descubierto  la calidad de humana de  estos  individuos.

¿Creen que es justo que para  aspirar  a un beneficio  en el Ifarhu sea necesario  presentar  una  carta  de  un diputado para  tener  opción a  una beca  o subsidio ? Es  necesario  que  en un país  con un  presupuesto de  25 mil millones de dólares  anuales se le dé la espalda a panameños humildes   con aspiraciones? El presidente Cortizo dice que nadie  debe  quedarse  atrás… parece que la frase vestida de fantasía no  ha calado en sus servidores  públicos que en contravía, anteponen  sus intereses dejando  en el ultimo vagón del tren a esa masa de seres humanos que va tomada  de la mano de la inequidad, de la injusticia social y del abandono.

Lo menos que debe ocurrir ante  este escándalo, es una auditoría prolija que le permita a la ciudadanía conocer  plenamente  cuál ha sido la política administrativa para la entrega de becas, subsidios y auxilios, la lista con los  nombres de los  beneficiados y su distribución por provincia. Si se ha cumplido con  todos los requisitos y protocolos  que dictan las normas o, al contrario,  la institución ha servido de botín político para asegurarse  candidaturas que utilizan como mercancía el voto ciudadano. Y, de existir responsabilidades penales  que se proceda sin interferencias de ningún órgano del Estado.

Así como se le aplica inteligencia a los grupos criminales, que se le aplique también  a los que con el amparo de sus influencias articulan estrategias igualmente criminales  para  succionar los dineros de todos los panameños.