La credibilidad en Panamá y Catatumbo
Por: Julio César Caicedo Mendieta.
Hoy más que nunca los pueblos necesitan creer. En Catatumbo la gente cree mucho a pesar del prestigio de los que allí mandan. En Panamá los ciudadanos ya dudan hasta de su madre. Catatumbo es una subregión Colombiana guerrera y selvática de Santander, con menos de 120 mil habitantes en donde Las Farc, El ELN, Los peludos, Las bacrim, Los herederos del Megateo y Los agentes del cartel de Sinaloa son parte del crisol humano que allí convive creyendo y obedeciendo sin pestañeos a la bandera que señaliza quién manda en determinado momento en el pueblo.
En nuestro país, en donde poco falta que el populismo de derecha le lave la ropa a la gente, jamás se han atrevido a pedirle la hora al gobierno, ¿será por la falta de credibilidad que reina? Cierto! No tengo noticias de sindicatos ni de asociaciones sin fines de lucro para viajar con nuestros impuestos, que hayan tenido oportunidad para pedirle la hora al gobierno, ya que la clase política se adelanta siempre ofreciendo cielo mar y tierra para no cumplir con nada y menos con lo sustantivo.
Las consecuencias de las mentiras creadas por los gobernantes son funestas. El cúmulo de promesas incumplidas se convierte en un abono eficaz para la desconfianza general y “él juega vivo”. Cada día la clase política amanece más estigmatizada con el engaño y la sinverguenzura, convirtiéndose en un palo en la rueda del desarrollo del país. La credibilidad en Panamá está en coma. Contrario a los ejemplos de terror que se dan en Catatumbo en donde no hay espacio para las mentiras, fíjense como cumplieron la promesa de liberar del secuestro a la viejita periodista española doña Salud Hernández Mora, a pesar de ser una de las plumas más odiadas en Risaralda y Chiriquí por catalogar a Pereira como cuna de prostitutas.
Hoy más que nunca hay que creer en Dios, así de grandiosa y sencilla es la fórmula para vivir en este país que digo yo que es mío., créanme.