Enfoque Global

La Cumbre y Puerto Rico

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Por Juan Dalmau, Secretario General del PIP.

Mañana comienza la VII Cumbre de las Américas con la participación de 35 delegaciones de países americanos. Este encuentro es un espacio donde los jefes de Estado y de Gobierno del hemisferio reflexionan y debaten los temas que afectan la región.
El tema de fondo que está sobre el tapete en esta Cumbre es la afirmación de la América Latina y el Caribe de una identidad propia y vibrante, que hoy se levanta con una sola voz, frente a la más que centenaria política estadounidense de imposición e intervención en la región. Se trata pues de una América Latina que reclama su independencia y respeto a la soberanía de los pueblos frente a la política imperialista y de dominación que ha guiado la política exterior de Estados Unidos en el continente. En ese contexto el tema colonial de Puerto Rico cobra particular relevancia.

En la última Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) el tema del régimen antidemocrático impuesto por Estados Unidos en Puerto Rico fue objeto de examen. Gracias a la solidaridad del presidente Daniel Ortega, que le cedió su turno al licenciado Rubén Berríos, éste tuvo una intervención histórica en el cónclave.
Allí Berríos planteó: “La persistencia del colonialismo en mi patria Puerto Rico constituye una afrenta a la dignidad de nuestra América. La colonia del Estado Libre Asociado -que ni es estado, ni es libre, ni es asociado- es una rémora de los tiempos de sumisión y genuflexión que padeció gran parte de nuestra América. La presencia hoy aquí de un independentista puertorriqueño es clara señal de los nuevos tiempos; una América Latina y el Caribe que reclama sus derechos altiva y de pie. Porque nuestra América es una sola patria. Por donde va uno, vamos todos. Tan libre será América Latina y el Caribe como libre sea Puerto Rico”.

En esa ocasión el presidente de Nicaragua pidió a Berríos que lo acompañara a la VII Cumbre de las Américas que se inicia mañana. La invitación ha generado una ofensiva burda y violatoria de los más elementales derechos a la libre determinación de los pueblos por parte del gobierno norteamericano. Estados Unidos ha pretendido presionar al gobierno panameño para evitar la presencia del presidente del PIP en la Cumbre de las Américas y han activado su aparato diplomático para incluso, de ser necesario, evitar la entrada de Rubén Berríos en Panamá.
En un encuentro en el que se discuten los desarrollos democráticos y de los derechos humanos en la región -que incluye el derecho a la libre determinación de los pueblos- Estado Unidos pretende imponer su política imperial amordazando la voz del independentismo puertorriqueño.

Esta acción de Estados Unidos merece el repudio y la condena más contundente de todos aquellos que creemos en la plena democracia y la igualdad de los pueblos. Todavía Estados Unidos pretende dirigir su política exterior hacia los latinoamericanos basada en la doctrina del siglo XIX conocida como “Destino manifiesto”, que promulgaba que el destino de Estados Unidos era extenderse por todo el continente y que ese destino era impuesto por la Divina Providencia.
Confío en que esa pretensión de Estados Unidos reciba una respuesta digna y de honor propio por parte de la América Latina. Como en el pasado, en el que los sectores progresistas y democráticos del continente condenaron las agresiones de Estados Unidos hacia nuestros pueblos, así mismo -allí donde estará presente el presidente de ese país- debe denunciarse y repudiar la pretensión de su gobierno.

La Historia nos ha enseñado que la independencia y soberanía de los pueblos de la región ha dependido del gesto solidario. Como escribió José Martí sobre la solidaridad continental: “Hagamos por sobre la mar a sangre y cariño lo que por el fondo de la mar hace la cordillera de fuego andino”

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