La desigualdad como combustible de transformación social
Por Juan Carlos Espinal
INFORME RED : Los movimientos sociales que se están manifestando en diversas regiones del planeta tienen mucho que ver con el auge de las políticas privatizadoras, el aumento del desempleo, la privatización de la salud, la seguridad social y la educación.
Lo que está sucediendo en diversas partes de América Latina es el resultado de 40 años de contra reformas sociales, políticas y económicas del consenso de Washington y sus políticas neoliberales que han provocado la división social de los diferentes estratos de las burguesías latinoamericanas en convulsión.
Estos acontecimientos sociales se derivan de las políticas fondomonetaristas que desplazaron la mano de obra local por máquinas, endeudaron los estados hasta el tope y fomentaron el relajamiento constitucional del estado.
La lucha de clases existente tiene como matriz de opinión la bonanza del crecimiento económico, los bajos salarios, el aumento de los déficit fiscales, la reducción del estado de derecho y el fin del estado del bienestar. Se trata de una guerra hibrida de última generación impulsada por los grandes centros culturales del pensamiento occidental que incluye mecanismos de disuasión que van desde los noticieros de TV hasta los talk show de radio, los programas de panel y debates que amplifican las bondades de la economía capitalista.
Los altos precios de los alimentos, la caída del consumo, el deterioro de la calidad de vida de la gente de a pie, la insolente acumulación originaria, la destrucción acelerada del medio ambiente, la explosión demográfica y la ausencia de garantías constitucionales introduce nuevos elementos de resistencia social.
Chile, Honduras, Bolivia, Panamá, Haiti y Colombia se revolucionan y surge con ello una sensación de calamidad que atestigua el papel de tránsito que están jugando los gobiernos de la extrema derecha en la región. La acelerada vocación de la extrema derecha por la exclusión de las diferentes corrientes de pensamiento, su irrefrenable pasión por el estilo de vida de sociedades cohesionadas sin contribuir al desarrollo sostenible, el estilo de vida de consumismo entre sus clases medias europeas y estadounidenses está desbordando la copa de las insatisfacción social.
Los nuevos peligros geopolíticos del lavado de activos, la fuga de capitales, el endurecimiento de las políticas institucionales frente a los trabajadores y las amas de casa, la acumulación de capitales en pocas manos, la deuda social acumulada, el déficit energético y la dependencia petrolera están incendiando el continente.
El fantasma de la dictadura constitucional, el recorte de los derechos fundamentales, el aumento de las inversiones golondrinas, la inseguridad hemisférica, el narcotráfico, el crecimiento de la pobreza son retos que el modelo económico del neoliberalismo cultural se resiste a comprender.
La filosofía capitalista dominante cree que los problemas sociales se detendrán aplicando las mismas recetas que en su momento fueron posibles de desarrollar en los regímenes de fuerza de los años 60s 70s y 80s que produjeron golpes de estado, asesinatos de civiles, guerras civiles, revoluciones y hambrunas. El ciclo histórico que se caracterizó por la sostenibilidad financiera, el crecimiento económico y el boom de Wall Street ha llegado a su fin.
Los pueblos se están organizando ante las tiranías del FMI y sencillamente están dando contundentes respuestas al Departamento de Estado de EU y sus aliados en la región. El cambio socio cultural y de paradigmas que se está manifestando tiene mucho que ver con el carácter soberano de las clases sociales, la hiper conectividad de la era de la información, la expoleacion de los presupuestos nacionales y la hiper corrupcion del aparato.
Ha llegado una nueva etapa social y politica que promete transformar radicalmente los procesos históricos que se habían detenido en el tiempo. Un fantasma recorre América.
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