La falta de transparencia y rendición de cuentas conspiran contra la democracia
Ashley Powell / La Verdad Panamá
La falta de transparencia y rendición de cuentas conspira de manera directa y peligrosa, contra el sistema democrático, experiencias que se observan con resultados negativos para los intereses de los países de la región, dijo el abogado Moisés Bartlett.
El abogado explicó que el estudio y examen internacional que descalifica a Panamá en el combate a la corrupción y en la apuesta por la transparencia en la gestión pública, determina que el país está estancado y exhibe retrocesos en esta materia, lo que, de seguro, produce consecuencias negativas para el país.
La democracia moderna exige participación ciudadana y rendición de cuentas, y se ha tropezado con la gestión de gobiernos de quienes ostentando el poder público deliberadamente ocultan información de interés ciudadano, observó.
En el caso de Panamá, la decisión del Consejo de Gabinete, de declarar como confidencial, información referente a actuaciones del primer nivel gubernamental, y otras similares, es una muestra del desprecio y desconocimiento al sistema democrático moderno.
Bartlett expresó que la situación de la pandemia mundial ha permitido el extremo de ocultamiento de hechos y contrataciones de interés público, en la que el gobierno nacional, se arroga el derecho de ocultar la información de contrataciones y actuaciones a los asociados, bajo la excusa, de la urgencia sanitaria, y que contrario a esa injustificada premisa, el gobierno democrático, debió privilegiar el camino de la transparencia.
Manifestó que las instituciones encargadas por ley para fiscalizar el uso de los recursos públicos, como la Contraloría General de la República, exhibe inoperancia y complicidad con el uso ilegítimo de los recursos públicos.
Por su parte, Carlos Lee representante de la Alianza Ciudadana Pro Justicia expresó que el poco avance en la lucha contra la corrupción de la mayoría de los países obedece a una clara resistencia de parte de la clase política en poner un alto a la impunidad.
Dijo que la corrupción se ha incorporado en la cultura como un instrumento para alcanzar los distorsionados beneficios que da el poder con los respectivos privilegios, y que se están promoviendo a través de la educación, los medios de comunicación e incluso en el seno de la familia.
Resaltó que elementos que influyen en esta circunstancia son los anti valores como el “juega vivo”, y lograr metas saltándose los procedimientos, pagando para conseguir privilegios sin sacrificios.
Señaló que hasta que no se cambien de manera radical los antes mencionados por una educación en valores, una justicia eficaz e independiente que castigue ejemplarmente a quien cometa actos de corrupción, el país no avanzará positivamente para erradicar la corrupción y la impunidad.
Concluyó que la pandemia no es la responsable del estancamiento de los países en su lucha contra la corrupción, pero que en todo caso ha evidenciado con mayor fuerza el fenómeno de la corrupción.
El combate contra la corrupción ha quedado prácticamente estancado en la última década y casi el 90 % de los países no registra avances, según el último informe de Transparencia Internacional (TI), que sitúa a Dinamarca, Finlandia y Nueva Zelanda a la cabeza de esa estrategia.