La gente necesita comer por eso el Estado tenía que establecer el control de precios de manera temporal, dice economista
Redacción La Verdad Panamá
El aumento desenfrenado de precios generado por el aumento del combustible y por el oligopolio de los distribuidores, obligaba al Estado a establecer un control de precios temporal porque la gente tiene que comer, afirmó el economista Felipe Argote.
“Tú no le puedes decir a la gente que como la culpa la tiene Ucrania no puedes almorzar, solo puedes desayunar y cenar, eso no puede ser”, alguien tenía que pagar el problema pero quien lo está pagando no debía hacerlo, sino los intermediarios, expresó.
Para el economista, el sector empresarial tiene razón y a la vez no la tiene. Tiene razón en cuanto a que el sistema de control de precios es una desgracia que no va a resolver el problema, porque la lógica de mercado enseña que si tienes un almacén, supermercado o tienda y te dicen que tienes que vender el arroz más barato, lo que haces es subir los precios de la sal, el aceite, los frijoles y si también tengo que bajar la babilla la corto y la transformo en bistec picado.
Cuando en la cadena de comercialización te dicen tienes que vender el tomate a un dólar se lo estás diciendo a la verdulera, a la señora de la esquina, pero no le dices al que le compra el tomate en 35 centavos al productor y lo vende en 80 centavos a qué precio debe venderlo. Al final se perjudica la humilde vendedora, por lo tanto, lo que debió hacer el Estado era atacar al intermediario y “arrancarle” un pedazo de los precios exagerados que impone, explicó Felipe Argote.
Considera Argote que en estos casos, el Estado debe comprar la producción en la cadena de frío a los que venden los productos, en el caso del tomate comprarlo en 40 centavos para que se venda en Merca a 60 centavos, dando un margen para cubrir los costos y recuperar lo invertido.
El Estado es el que establece las reglas temporales o permanentes para mejorar las condiciones del mercado.
Citó el polémico tema del descuento en los medicamentos en el que le imponen un descuento a las farmacias pequeñas de 30%, pero no le dices al distribuidor a qué precio se la tienes que vender y mucho menos a la fábrica el precio a pagar. “Al final, las grandes distribuidoras de medicinas que sí compran directo lo van a asumir pero los pequeños van a quebrar, lo cual para los grandes distribuidores es bueno ya que las cadenas se toman el mercado”.
Entonces no estás ayudando a las personas porque les estás poniendo la tarea al último eslabón de la cadena que es el más débil y eso no debe hacerse, agregó Argote.
Anoche se llegó a un acuerdo entre los laboratorios y las farmacias pequeñas que consiste en que los primeros se comprometieron a asumir el descuento del 30% de los 170 medicamentos por un período de seis meses.
“Como era de esperarse, y aun cuando el sector privado acata por principio la normativa generada, el desincentivo a la comercialización y a la producción comienzan a generar problemas de desabastecimiento en varios productos, con la consiguiente afectación para miles de medianas, pequeñas y microempresas, así como para los consumidores”.