Portada

La lucha era desigual pero no estábamos dispuestos a rendirnos sin dar la batalla, Superman Saldaña

Javier Collins Agnew
La Verdad Panamá

En conmemoración de los 35 años de la invasión estadounidense a Panamá, el exmayor Carlos “Superman” Saldaña compartió sus reflexiones sobre aquel trágico episodio que marcó la historia del país el 20 de diciembre de 1989.

Sus palabras, cargadas de dolor y crítica, ofrecen una perspectiva desde el corazón de los acontecimientos que estremecieron al istmo.

Una invasión planificada con años de antelación

Para Saldaña, la invasión no fue un acto improvisado, sino una operación meticulosamente planeada por el gobierno estadounidense, en busca de mantener el control sobre la estratégica vía interoceánica tras la firma de los Tratados Torrijos-Carter.

Según el exmayor, estos acuerdos, aunque representaron un paso hacia la soberanía panameña, también contenían cláusulas que Estados Unidos utilizó como justificación para intervenir en el país.

El exmayor rememoró cómo, tras el bloqueo económico de 1987, las tensiones internas y las presiones internacionales incrementaron. “La clase económica, como decía el general Omar Torrijos, solo escucha el sonido de sus cajas registradoras“, afirmó Saldaña, sugiriendo que ciertos sectores privilegiaron sus intereses económicos por encima del bienestar nacional.

Provocaciones antes de la invasión

Saldaña narró cómo, en los días previos a la invasión, se produjeron actos de provocación por parte de las tropas estadounidenses.

Mencionó incidentes como el patrullaje de vehículos artillados en áreas clave y sobrevuelos de helicópteros, que buscaban medir la reacción de las Fuerzas de Defensa de Panamá (FF.DD.).

Estaban buscando cualquier excusa para justificar su intervención”, declaró.

El 16 de diciembre de 1989, un ataque armado frente al Cuartel Central de las FF.DD. marcó el inicio de las hostilidades.

Saldaña acusó a soldados estadounidenses disfrazados de civiles de realizar este ataque, el cual fue utilizado como argumento por Washington para lanzar la invasión.

El día de la invasión

La ofensiva comenzó oficialmente la noche del 19 de diciembre de 1989. Saldaña describió con detalle el poderío bélico desplegado por el ejército estadounidense: bombardeos aéreos, asaltos con helicópteros y el uso de aviones C-130 equipados con cañones.

La desigualdad en la confrontación era evidente. “Sabíamos que la lucha era desigual, pero no estábamos dispuestos a rendirnos sin dar batalla”, dijo.

El costo humano y la memoria de los caídos

El exmayor lamentó las grandes pérdidas humanas que sufrió Panamá, con alrededor de 5,000 muertos y desaparecidos según sus estimaciones. Denunció que, hasta la fecha, no se ha honrado adecuadamente la memoria de los civiles y militares que ofrendaron sus vidas. “Ellos no lucharon por Noriega, lucharon por Panamá”, enfatizó.

Saldaña también cuestionó las cifras oficiales estadounidenses, que reportaron solo 500 bajas panameñas y 23 bajas de su lado. Según él, estas cifras no reflejan la realidad del enfrentamiento.

Un llamado a recordar
Para Saldaña, el 20 de diciembre no solo debe ser un día de luto, sino de reflexión. Hizo un llamado a recordar a los valientes panameños que defendieron la patria en medio de la adversidad. “No podemos olvidar a quienes dieron su vida por Panamá”, concluyó.

Este testimonio del exmayor Carlos Saldaña nos invita a reexaminar las narrativas oficiales y a mantener viva la memoria de quienes padecieron las consecuencias de la invasión. Es un recordatorio de la importancia de la soberanía y de la necesidad de justicia para las víctimas de aquel oscuro capítulo.

El exmayor Felipe “Pipe” Camargo, figura clave de las antiguas Fuerzas de Defensa, compartió su perspectiva sobre los eventos de 1989 y las repercusiones que aún se sienten en la sociedad panameña. En un relato cargado de reflexiones, Camargo hizo un llamado a cerrar los capítulos pendientes para avanzar como nación.

La falta de reconciliación nacional

“Treinta y cinco años después, el país todavía está dividido”, expresó Camargo. Según el exmayor, la desaparición de las fuerzas militares no ha logrado sanar las fracturas sociales y políticas que dejó el conflicto. “Es necesario cerrar los capítulos para la reunificación nacional y crear las condiciones de unidad que nos permitan enfrentar los retos del futuro. Sin embargo, esto aún no se ha logrado”.

Las declaraciones del presidente: ¿un error histórico?

Camargo criticó las recientes declaraciones del presidente panameño, quien aludió a la violencia y criminalidad de los años de la Guardia Nacional y las Fuerzas de Defensa. “El presidente se equivocó. No había criminalidad en los niveles actuales.

En ningún año de los veintiuno bajo la Guardia Nacional hubo 800 muertos por criminalidad, como ocurre en la democracia actual, con un promedio de 600 muertos por año”.

El exmayor enfatizó que se deben reconocer los hechos históricos sin confundir las etapas. “No podemos mezclar los tiempos de la Guardia Nacional con los de las Fuerzas de Defensa, que comenzaron en 1983. Mientras sigamos culpando al pasado por los problemas del presente, no habrá reconciliación ni unidad nacional”.

Un tributo al soldado panameño desconocido

Camargo también lamentó que no se haya construido un monumento digno para honrar a las víctimas panameñas de la invasión. “En todos los países hay monumentos al soldado desconocido, pero en Panamá ningún gobierno democrático ha tenido la iniciativa de crear un espacio donde los deudos puedan rendir tributo a los caídos del 20 de diciembre de 1989”.

Según el exmayor, el país debe reconocer a las víctimas no identificadas y ofrecer un lugar para recordar su sacrificio. “Se habla mucho de los muertos de la dictadura, pero pocos reconocen los 3,000 o 5,000 muertos que dejó la invasión. Es hora de que el gobierno construya un monumento al panameño desconocido, para que las nuevas generaciones conozcan lo que ocurrió y podamos mirar al futuro”.

La importancia de recordar y sanar

Con un tono enfático, Camargo cerró su mensaje destacando la necesidad de reconciliación y memoria histórica. “Solo a través del reconocimiento y el respeto por nuestras heridas podremos avanzar como nación. Es momento de dejar de ver por el retrovisor y construir un futuro basado en la unidad y la verdad”.

La invasión de 1989 sigue siendo un tema sensible para Panamá, y las palabras de Felipe Camargo reflejan las profundas divisiones que aún persisten en el país, así como la urgente necesidad de sanar y avanzar.