Las cárceles de Italia, al borde del colapso por el hacinamiento y los suicidios
Roma, 23 mar (EFE).- Las prisiones de Italia están al límite: el hacinamiento de presos supera el 132 %, los suicidios alcanzan cifras inauditas y la escasez servicios básicos agravan una precariedad enquistada, denuncian organismos de defensa de los derechos de los presos y la oposición, que exigen medidas urgentes al Gobierno.
En los tres primeros meses de 2025 ya son 20 los reos que se han suicidado, «uno cada cuatro días», indica, por su parte, un informe de Antigone, ONG para derechos de los presos que califica la situación de «dramática».
Favero los considera síntomas de un sistema «al borde del colapso» por problemas arrastrados de hace mucho tiempo, aunque el mayor es «el hacinamiento severo» que lleva a los presos a vivir amontonados.
Actualmente, en las 190 cárceles de Italia hay 46.800 plazas, pero los internos superan los 62.000, unos 16.000 más que su capacidad real, señala a EFE Valentina Calderone, miembro del Colegio de Garantes de Derechos de Personas Privadas de Libertad, organismo supervisor de las condiciones de los arrestados en Italia.
«La situación es muy grave», alerta Calderone, que advierte de que si no se dan pasos para liberar a algunos reos, como aquellos con las penas merores, de 2 o 3 años, se puede llegar pronto a los 67.000 presos que se registraron hace 15 años.
El Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) ya condenó a Italia en 2013 por saturación carcelaria, que consideró una forma de trato inhumano y degradante que violaba el Convenio Europeo, tras la denuncia de algunos reclusos que alegaban falta de espacio mínimo, mala ventilación y deficiencias sanitarias en las celdas.
Una de las cárceles más hacinadas es la de Regina Coeli, un antiguo convento en el histórico barrio del Trastevere de Roma reconvertido en prisión desde 1881, y denunciado en el pasado por sus condiciones deficientes, instalaciones viejas y suicidios.
Esta prisión, de las pocas aún en uso en el centro histórico de una capital europea, acoge a unos 1.050 presos pese tener solo 570 plazas, «casi el doble de su capacidad», y reúne la mayoría de problemas carcelarios italianos, denuncia Calderone.
«No hay espacios verdes ni para actividades, el edificio tiene problemas estructurales» y la situación se agrava en verano, cuando los reos se amontonan en celdas de las que casi no salen a pesar de las altas temperaturas. Es en esta época cuando la vida en las cárceles es aún más «insostenible» y la violencia y los motines se intensifican.
«Las protestas derivan de una situación desesperante, porque con tantos presos puede suceder cualquier cosa», según Calderone.
El hacinamiento provoca además que «los servicios no lleguen a todos, que el agua se corte, que haya pocos agentes para controlar o evitar la entrada de drogas», y que la atención psicológica y médica sea muy limitada.
«Hay una correlación entre suicidios y hacinamiento», dice la garante, como han subrayado estos días en los partidos de la oposición en una sesión extraordinaria sobre prisiones en la Cámara de Diputados.
Para Favero, también faltan educadores: sólo hay unos 1.000 y «pocas figuras de acompañamiento y apoyo».
A lo que se suma el enfoque de «encarcelamiento punitivo», que, «en lugar de buscar alternativas», ha llenado las prisiones en las últimas décadas de presos con delitos menores vinculados a la drogodependencia, la salud mental y otras vulnerabilidades, añade.
Precisamente, la mayoría gubernamental que lidera Giorgia Meloni aprobó el pasado verano una ley para facilitar el traslado de reos drogadictos, menores o con problemas psiquiátricos a centros especializados para su rehabilitación y en 2023 se anunció una ampliación de subsidios y beneficios a empresas que contraten a presos para su reinserción.
Pero hasta ahora el Gobierno se ha opuesto a medidas de amnistía o excarcelación, como forma de combatir el hacinamiento, alegando que con ello el Estado mostraría debilidad. Su apuesta se basa en reforzar las prisiones con más personal, renovar infraestructuras y construir más cárceles y la coalición de Meloni votó este jueves en el Parlamento una moción en esta línea.
Y este año, por primera vez, se concedió permiso a dos presos para mantener encuentros íntimos con sus parejas sin guardia delante, tras un fallo de la Corte Constitucional que consideró «ilegítima» la privación de «afectividad» para los condenados.