Lis Cuesta retoma el título de “primera dama” eliminado por los hermanos Castro hace décadas
Cuba estrenó presidente la semana pasada y, ahora, presenta también a su “primera dama” a través de la televisión.
Por primera vez en casi 60 años, un medio oficial cubano se refirió a la esposa del gobernante con el título que los hermanos Castro se negaron usar para sus parejas.
Ocurrió el fin de semana en un noticiero local, cuando una periodista narraba el recibimiento que hizo el flamante presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, a su par venezolano, Nicolás Maduro.
“Ambos dignatarios recibieron los honores correspondientes y, posteriormente, saludaron a sus respectivas delegaciones que, por primera vez, tienen en su composición a las primeras damas de Venezuela, Cilia Flores, y de Cuba, Lis Cuesta”, indicaba la noticia.
La alusión, recitada con naturalidad por la reportera, no pasó desapercibida para gran parte de la audiencia cubana, desacostumbrada a que las esposas de sus dirigentes aparezcan en público o posen en las fotos de las delegaciones oficiales.
“Es un hecho sumamente extraordinario e inusual. No sé qué interpretación darle, pero lo cierto es que es algo totalmente novedoso. Me imagino que la periodista lo habrá consultado bien antes de decirlo, porque si no estará en problemas”, asegura el exdiplomático cubano Carlos Alzugaray.
De acuerdo con el también profesor universitario, lo relevante de la mención a la “primera dama” se debe a que el término entró en desuso en la isla y se consideraba un “rezago del capitalismo”, al punto que el fallecido expresidente Fidel Castro nunca quiso revelar que tenía esposa ni la mostró en público, al menos durante la mayor parte de su vida.
Algo similar ocurrió con la esposa de Raúl Castro, la fallecida Vilma Espín, quien, aunque sí tuvo relevancia dentro del panorama político cubano, siempre se negó a ser reconocida con un título que, en la tradición castrista, se asociaba con el “pasado burgués”.
De ahí que la mención de Lis Cuesta en la televisión local como “primera dama” e incluso su aparición en actos públicos junto a su esposo antes de que asumiera la presidencia, llama la atención no solo de los cubanos dentro de la isla.
Pero ¿qué se sabe de la esposa del nuevo presidente de Cuba?
De dirigente a primera dama
“Hasta donde yo conozco, ella es de Holguín. Es más de 10 años menor que Miguelito. Ellos se conocieron cuando a él lo sacan de Santa Clara y lo envían como primer secretario del partido para allá”, cuenta una cubana que fue cercana a la anterior esposa de Díaz-Canel y de su familia, y que prefirió no ser identificada.
“En ese entonces él todavía estaba casado y Lis trabajaba en el Instituto del Libro. Entonces ella también era una mujer casada, tenía dos hijos igual que él. Ella estudió para maestra, pero fue dirigente casi siempre también”, recuerda.
Según varios reportes, Lis Cuesta Peraza tiene 47 años y estudió en el Instituto de Ciencias Pedagógicas de Holguín, donde hizo una licenciatura y una maestría.
Antes de conocer a Díaz-Canel, trabajaba en el departamento de comunicación del Sectorial Provincial de Cultura y luego, pasó a dirigir el Centro Provincial del Libro y la Literatura, la institución que organiza las populares ferias del libro.
“Cuando a Miguelito lo mandan para La Habana, se la lleva con él y han estado juntos desde entonces”, explica la conocida de la primera esposa de Díaz-Canel.
De acuerdo con los reportes de varios medios, actualmente Cuesta Peraza trabaja como jefa de Servicios Académicos de la estatal Agencia Paradiso, una filial turística del Ministerio de Cultura que organiza viajes a Cuba y que tiene oficinas en varios países del mundo.
Pero los detalles de su vida, como los de toda figura política en Cuba, se pierden entre el rumor y el desconocimiento.
La primera dama socialista
Lo cierto es que la imagen de Lis Cuesta comenzó a aparecer ante la audiencia cubana lentamente en los últimos tres años, a medida que la figura de su esposo iba ganando protagonismo en la escena política cubana.
La mayor atención la recibió en marzo pasado, cuando apareció de la mano de Díaz-Canel en Santa Clara para participar en las elecciones de candidatos a la Asamblea Nacional (Parlamento unicameral en Cuba).
“Esa, yo diría que fue la primera ocasión en que la vimos todos, aunque ya había aparecido antes, una que otra vez. Yo creo que de alguna forma fue su presentación oficial, porque si te fijas, ella fue vestida para la ocasión, sabía que iba a estar en el foco de atención”, opina Alzugaray.
Antes, Cuesta Peraza había aparecido también acompañando a su esposo durante visitas que realizó a Corea del Norte, a Bolivia y Japón, donde fue incluso recibida por la primera dama de ese país.
Sin embargo, en la isla los medios nunca se habían referido a ella, ni mencionaron su nombre o su título.
“Definitivamente, el hecho de que la mencionen ahora como primera dama es un cambio importante de la práctica que había habido hasta ahora y que había instaurado Fidel Castro”, asegura el exembajador.
Pero, ¿cómo era antes el tratamiento que recibían en Cuba las esposas de los presidentes?
Los antecedentes
De acuerdo con un artículo del historiador y periodista cubano Ciro Bianchi, tras la independencia de España no existía en Cuba la tradición de llamar primeras damas a las esposas de los gobernantes, y eso no ocurriría hasta 1913, cuando fue reconocida con ese título Mariana Seba, la pareja de Mario García Menocal.
Se cree que el apelativo de primera dama se utilizó por primera vez en Estados Unidos, pero, con el paso del tiempo, muchos presidentes han alegado que se encuentra en desuso.
Algunos, como el exmandatario ecuatoriano Rafael Correa, aseguraron que se trataba de un término sexista. Por su parte, el presidente venezolano Nicolás Maduro decidió cambiar la nomenclatura y llamar a su esposa “primera combatiente”.
Lo cierto es que la última vez que el término se usó en Cuba fue durante el efímero gobierno de Manuel Urrutia, el primer presidente después de la revolución que solo duró seis meses en el poder.
Ni su seguidor, Osvaldo Dorticós, ni después Fidel Castro presentaron a sus esposas en ningún acto público durante sus gobiernos.
“Al punto que mucha gente presuponía que Fidel era soltero. Después se supo que llevaba mucho tiempo casado con Dalia Soto del Valle, pero durante muchos años se dio por sentado que no tenía esposa”, asegura Alzugaray.
De hecho, según el académico, a la visita de primeras damas extranjeras a Cuba apenas se le daba importancia en el panorama mediático de la isla, ya que no había una contraparte cubana con la que se pudieran siquiera reunir.
“Yo recuerdo que cuando Gorbachov visitó Cuba, alguien —no voy a decir su nombre— le sugirió a Fidel que Dalia se reuniera con la esposa del presidente ruso, pero Fidel se negó rotundamente”, añade.
Algo similar ocurrió con Vilma Espín, la esposa de Raúl Castro, quien por años fuela cara femenina más visible de la revolución cubana, pero que tampoco aceptó el título de primera dama.
“Me consta que Vilma rechazó que a ella se le pudiera presentar así. Se podría pensar que en ausencia de la figura de la esposa del presidente, asumiría el título la esposa del vicepresidente, pero ella nunca quiso: prefería usar títulos políticos, como miembro del buró político o presidenta de la Federación de Mujeres Cubanas”, añade.
“Hubo un caso, que yo conozco porque estaba allí, en el que ella estaba visitando un país extranjero y un periodista dijo: ella es como la primera dama de Cuba y ella lo corrigió. Yo creo que eso tiene que ver con que Vilma sabía de la existencia de Dalia Soto del Valle, y no quería asumir un papel que en realidad sabía que a quién le correspondía era a Dalia”, considera.
Lo cierto es que aún queda por verse cuál será el rol de Lis Cuesta Peraza dentro del gobierno cubano, en el que la figura de la “primera dama” no es reconocida legalmente dentro del sistema político.
“Yo no puedo decir qué funciones tendrá a partir de hora o qué significa que la llamen así, pero el hecho de que la mencionen en los medios como primera dama es realmente algo sin precedentes”, afirma Alzugaray.