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Paro nacional fue un fracaso costoso que golpeó a los más pobres, advierten empresarios

Javier Collins Agnew
La Verdad Panamá

Representantes del sector empresarial panameño coincidieron en rechazar el paro nacional convocado por gremios del sector educativo, calificándolo como una medida inefectiva y profundamente perjudicial para los sectores más vulnerables del país.

Gabriel Diez, presidente del Consejo Nacional de la Empresa Privada (Conep), y Franklin Martínez, presidente de la Asociación de la Micro, Pequeña y Mediana Empresa, criticaron duramente las consecuencias de la paralización, destacando su bajo impacto en las aulas y su alto costo social, económico y humano.

Ambas voces clave del sector empresarial han alzado su voz con firmeza contra el paro nacional convocado por gremios magisteriales, calificando la medida como perjudicial, improductiva y costosa tanto en lo económico como en lo social.

Para Gabriel Diez, el paro fue, en términos generales, un fracaso. “El compromiso de la inmensa mayoría de los educadores se pudo observar, ya que hemos podido ver que el paro no fue efectivo”, afirmó.

En su análisis, los propios docentes no acogieron mayoritariamente la convocatoria, lo que a su juicio evidencia una falta de legitimidad en la acción.

“Lo más importante es nuestra juventud, nuestra niñez, por estas prácticas que no llevan a ningún lado”, recalcó Diez, quien también felicitó a los padres de familia por enviar a sus hijos a clases pese al llamado de paralización.

En su llamado a la reflexión, cuestionó: “¿Qué estamos construyendo y qué están buscando con estas acciones?”

Diez enfatizó que los efectos negativos del paro son múltiples. “Con esta paralización se afecta el sector informal. Primero, la empresa formal obviamente se ve afectada cuando hay una huelga. Segundo, toda la economía informal se ve afectada; eso es enorme porque ya no solamente se ve afectado el vendedor de frutas, el que vende comida en la calle que ese día no la vende. Esa persona vive de lo que vende en el día”.

Añadió que el tercero y es el más importante es el costo humano: pérdidas de educación, pérdida de tiempo, poca productividad, desesperación de los que no pudieron llegar a un hospital o a una emergencia. Esas son las personas más afectadas cuando tú tienes un paro de hecho como este”.

A pesar de la gravedad, Diez agradeció que “no fue tan acogido por los gremios educadores”, lo que a su juicio evitó mayores estragos.

No obstante, advirtió sobre los posibles cierres de empresas si continúan estas medidas. “No quiero ser alarmista, pero todo lo malo puede pasar cuando alguien llama a cosas malas… reitero: el costo no es solo monetario, es también social”.

El líder empresarial también habló del costo económico: “Un día de paro económico es una cosa desde el punto de vista de una empresa formal, pero ¿cuánto te cuesta cuando tienes un turista que pierde un vuelo, que no puede hacer su tour planificado en Panamá?.

¿Cuál es el costo reputacional del país? ¿Cuánto cuesta? El costo es enorme: económico, humano, reputacional. Yo te diría que cuando sumas todo, son cientos de millones de dólares. Así no podemos”.

Diez también pidió a los gremios que reconozcan que la ley está aprobada y que el único camino para superar las diferencias es el diálogo, pero un diálogo sincero. “Aquí hay muchos gremios y muchas organizaciones que quieren que las cosas se hagan como ellos dicen, y así no puede ser».

Sostuvo que «construimos patria cuando nos sentamos a dialogar sinceramente. No se trata de tener o no tener la razón; se trata de qué necesita el país y qué necesitan los panameños”.

Por su parte, Franklin Martínez fue categórico al afirmar que cada cierre de calle afecta directamente a la micro, pequeña y mediana empresa.

“En Panamá somos eminentemente una economía de servicios, entonces al no poderse prestar los servicios por la desmovilización, los cierres, los tranques, lo que viene a suceder es que las empresas no pueden brindar sus servicios. Y esto definitivamente afecta la economía nacional”, expresó.

Martínez explicó que estas empresas siguen teniendo obligaciones fijas: “Hay que pagar salario igual, el arrendamiento, la luz, el agua, pero si no estamos teniendo los ingresos porque el servicio no se puede brindar, la situación se vuelve crítica. El servicio se cobra una vez que se presta. No es algo que se cobra adelantado”.

Para el presidente de Unpyme la afectación recae sobre quienes más aportan a la economía diaria. “La pequeña empresa es la que pone los primeros números cada vez que no se abre un local, ya sea por cierre de tranque o cualquier otra manifestación. Ya lo vivimos en junio y julio de 2023, también en octubre y noviembre del mismo año. Lo vimos con la pandemia. Siempre, los que más sufren son el micro, pequeño y mediano empresario”.

Martínez también cuestionó la efectividad de los cierres como método de presión: “Estos cierres de calles no afectan a la minería, no afectan a la Caja del Seguro Social, no afectan al Ministerio de la Presidencia. No afectan a ningún funcionario público. Ellos siguen cobrando quincenal o mensualmente”.

Y subrayó: “Quienes verdaderamente sufren son los panameños de la micro, pequeña y mediana empresa. Son los que tienen que salir de su casa a desarrollar su arte u oficio, y si no se les brindan las condiciones mínimas para trabajar, entonces estamos fallando como país”.

Para ambos dirigentes empresariales, la situación requiere de sensatez, diálogo y una mirada realista. “No puede ser que cinco gatos cierren la calle y afecten a toda la economía del resto”, sentenció Martínez.

Mientras, Gabriel Diez cerró su intervención con una pregunta profunda: “¿Qué país queremos construir? Uno de esperanza, empleo, educación y diálogo, o uno de confrontación, pérdida y caos”.