Reflexión / Marzo
El inicio del año escolar es sinónimo de esperanza para miles y miles de jóvenes que con paso firme aspiran a convertirse en ciudadanos respetables y comprometidos con el desarrollo nacional.
Son innumerables los retos que en materia educativa enfrenta la nación, los cuales no deben ser eclipsados por posturas políticas gremiales que son la antítesis de lo que legítimamente demandamos de un proceso de enseñanza-aprendizaje, con altos estándares de calidad.
Partiendo de la premisa que la educación es la base de toda transformación social y que existe una relación concomitante entre ésta y el desarrollo humano, hacemos un llamado sensato a educadores y autoridades educativas a que, mediante la mejor herramienta de la democracia que es el diálogo, se impulsen los cambios y proyectos necesarios para coronar una educación de excelencia.
El programa “Panamá Bilingüe”, que pretende perfeccionar el dominio del inglés como segunda lengua tanto para docentes y estudiantes, es un síntoma de un cambio sustancial en nuestra educación, que esperamos, no se vea afectada por paros o medidas de fuerza absurdas y sin sentido.