Reflexión (Nota editorial edición impresa noviembre)
El concepto patria es tan amplio, profundo e íntimo que, de seguro, muchos panameños en un ejercicio simple, no saben definir.
Ese arraigo y sentimiento de patria que en otrora resplandecía y se proyectaba en las casas, edificios e instituciones públicas, que adornaban con banderas y faldones tricolores, se ha ido disipando; fiestas paganas como el Halloween y otras manifestaciones transculturales han eclipsado nuestra fecha de independencia.
Pero también hacemos patria con nuestro esfuerzo diario, el trabajo digno, el respeto a los mayores, con el ayudar al más necesitado, generando desarrollo, pero con una mejor distribución de la riqueza para que le llegue a todos esos panameños olvidados que viven en el repugnante límite de la pobreza.
Le corresponde al Gobierno de la República de Panamá, fomentar el sentimiento de patria, mediante acciones plausibles que redunden en el beneficio de las grandes mayorías, en legítimas oportunidades de empleo, calidad en los servicios de salud y excelencia en la educación, que hoy, lamentablemente está en uno de sus peores episodios de formación académica.
Al cumplir 112 años de independencia, aún nos falta mucho camino y madurez en nuestro andar institucional. La administración de justicia, el respeto a los derechos humanos y la probidad en el manejo de los recursos del Estado panameño, son tareas pendientes que debe impulsar el Presidente de la República, con fiel apego a nuestra Constitución y leyes de la República.