Sin alas, no se puede volar; el problema del Barça de Flick
Barcelona, 16 dic (EFE).- Sin alas no se puede volar, tampoco en el fútbol. Y eso es justo lo que le está pasando al Barcelona de Hansi Flick, que ha visto frenado su espectacular despegue por la incapacidad para atacar por fuera a rivales que le defienden en bloque bajo.
Poner en jaque al conjunto azulgrana pasa ahora mismo por adelantarse en el marcador, retrasar las líneas, tapar los pasillos interiores -donde el cuadro catalán tiene más recursos para asociarse- y regalar las bandas.
El equipo de Diego Martínez logró ponerse por delante en el minuto 4 de la segunda parte; el de Borja Jiménez, en el 4 de la primera. En ninguno de los dos partidos el Barcelona encontró la fórmula en su asedio a los porteros Jasper Cillessen y Marko Dmitrovic.
Y es que el Barça de Flick prefiere el vértigo. El intercambio de golpes con equipos que se abren y le van a buscar arriba. El ataque por sorpresa que genera la recuperación tras pérdida.
En ese contexto, el técnico alemán cuenta con dos centrales como Íñigo Martínez y Cubarsí, a los que le gusta salir con el balón jugado; dos magos del tiempo y el espacio con un talento innato para desempeñarse entre líneas como Pedri y Olmo; y futbolistas con una enorme capacidad para ir al espacio y buscar la espalda de la defensa rival como Raphinha y Ferran Torres.
Por eso, a este Barcelona la resulta más cómodo enfrentarse a equipos como el Bayern de Múnich (4-1), el Real Madrid (0-4) o el Borussia Dortmund (2-3), que a algunos rivales ‘pequeños’ de LaLiga.
En ese ritmo frenético que tienen los partidos de ida y vuelta, puede atacar con la velocidad de Kounde y Balde como laterales, pero cuando todo se encorseta en el ataque estático llegan los problemas, porque la tendencia natural de este equipo es la de mirar hacia dentro, no hacia fuera.
Los dos jugadores que teóricamente parten de las bandas -Lamine Yamal por la derecha y Raphinha por la izquierda- no ejercen de extremos puros.
El primero juega a pierna cambiada, y casi siempre busca el regate por dentro para perfilarse con la zurda. Ante el Leganés, una entrada de Neyou le volvió además a lastimar el tobillo derecho, algo que le impidió jugar con su descaro habitual.
En cuanto al punta brasileño, su tendencia natural es la de tirar la diagonal hacia el centro, y entre sus numerosas virtudes no se encuentra su capacidad desborde en el uno contra uno, sobre todo si la acción no es a campo abierto.
Sin Raphinha ni Yamal dando la amplitud y profundidad necesarias como extremos, el papel de desequilibrar por banda muchas veces recae en un central con vocación ofensiva reconvertido a lateral como Kounde y otro lateral como Balde, que pierde su fogosidad cuando tiene que recibir en estático y rara vez pisa el área rival para poner, con ventaja, el último pase.
Sin embargo, la solución a este problema tampoco la puede encontrar Flick recurriendo al fondo de armario, porque cuenta con una plantilla donde abundan los interiores -Olmo, Gavi o Fermín han ocupado alguna vez esa banda izquierda- pero no hay extremos. Y Ansu Fati, el único futbolista de recambio acostumbrado a partir siempre desde la banda, esta falto de ritmo y confianza por culpa de sus constantes problemas físicos.
Tampoco los laterales suplentes, los jóvenes Héctor Fort y Gerard Martín, destacan por su vocación ofensiva. Por tanto, parece claro que el principal problema de este Barça lo tiene en las alas.
Un problema que se agrava cuando el rival se cierra y logra que el equipo se colapse por dentro. Así se han perdido 6 de los 13 puntos que el cuadro catalán ha dejado escapar en los últimos 6 partidos en el torneo doméstico.
Una racha en la que ha reducido su producción ofensiva casi a la mitad, pues según datos de BeSoccer Pro para EFE, el equipo ha pasado a disparar a puerta 7,4 veces por partido a hacerlo en 4,5 ocasiones por encuentro.
Foto EFE