“Sin prohibicionismo, Pablo Escobar jamás hubiese existido”, dice su hijo
Sao Paulo, 23 oct (EFE).– Juan Pablo Escobar, hijo del histórico narcotraficante colombiano Pablo Escobar, asegura que sin leyes prohibicionistas su padre “jamás hubiese existido”, por ello defiende la legalización de todas las drogas como la solución para acabar con “la guerra y la destrucción”.
A sus 44 años, el vástago del malogrado jefe del Cartel de Medellín cree que la mayor propaganda que alienta el consumo de drogas “es justamente la prohibición“, pues entiende que cuando son legalizadas se pierde “aquella adrenalina de estar quebrantando la ley”.
“El camino de la regularización es el camino de la paz y el camino de la prohibición es el camino de la guerra y la destrucción absoluta”, asevera, si bien aclara que “regularizar no significa salir a decirle al mundo que las drogas son fantásticas”.
“Yo conozco muchos narcotraficantes y no hay ninguno que esté en favor de la legalización, porque sería el fin de su poder y su negocio, no son idiotas”, señala.
En este marco, ve “positivo” que cada vez sean más los países que comiencen a regularizar la marihuana para distintos usos, como el recreativo o el medicinal, algo que “va a traer paz, prosperidad y salud a los pueblos latinoamericanos”.
Aunque, según él, “no solo había que pensar en legalizar y regularizar el cannabis, sino también el resto de sustancias”.
¿También la cocaína? “La marihuana, hasta hace poco, se comparaba su peligrosidad con la heroína, el café fue considerado una droga y estuvo prohibido en el pasado y el alcohol ahora te lo venden en los pasillos de los aviones y nadie se escandaliza”, responde.
“Mi padre legalizó las drogas para mi”
Porque, a su juicio, la clave fundamental para no caer en la necesidad de consumir es “la educación temprana”, como la que paradójicamente le dio su padre.
“La educación me mantuvo totalmente al margen y a salvo, a pesar de haber sido el hijo del narcotraficante responsable del 80 % de la distribución de drogas en el mundo” y de vivir “rodeado de sicarios, guardaespaldas y delincuentes que consumían sistemáticamente todo tipo de drogas”, relata.
Juan Pablo Escobar, de profesión arquitecto y diseñador industrial, garantiza que consumió marihuana por primera vez a los 28 años y que nunca ha probado la cocaína, sobre la que su padre construyó su imperio ilícito.
“Nunca probé la cocaína gracias a que mi padre me dijo que ese era un veneno para vender, pero no para consumir”, recordó.
“El mensaje para los jóvenes (con ese tipo de series) es que ser narcotraficantes es el camino para ellos. Lo ven retratado como un caso de éxito cuando en realidad mi padre nunca disfrutó ni de su fortuna, ni de su dinero, ni de su poder”, advierte.
Por ello dedica parte de su tiempo a “acercarse a ellas”, en un proceso de “diálogo, reconciliación y paz” en el que intenta subsanar su dolor. Ya hablado con 150 familias, según sus cuentas.
“He querido asumir, sin que me corresponda, la responsabilidad moral de los crímenes que cometió mi padre porque para mí el perdón es el principio de la reparación”, manifiesta.
El estigma del apellido Escobar
Juan Pablo Escobar se encuentra actualmente escribiendo un cómic de ficción y tiene entre manos “alguna producción audiovisual” de la que no puede dar detalles. Como arquitecto no le salen muchos trabajos. Sostiene que su apellido aún hoy le trae “problemas”.
“Hay un montón de prejuicios en las instituciones, hay muchas personas que, desconociendo mi comportamiento y mi historia, piensan que soy la continuidad de Pablo Escobar”, expresa.