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Masacre de Albrook : Asesinaron a los oficiales del golpe a pesar de que se habían entregado

Javier Collins Agnew
La Verdad Panamá

Al cumplirse 35 años del fallido golpe de Estado liderado por el mayor Moisés Giroldi contra el general Manuel Antonio Noriega el 3 de octubre de 1989, el país aún sigue dividido en su memoria sobre aquellos eventos conocidos como la masacre de Albrook.

Los testimonios de los protagonistas, recogidos por La Verdad Panamá, muestran una mezcla de frustración, confusión y la sensación de que la historia no ha sido bien contada.

El Coronel Hilario Trujillo y el Mayor Felipe Camargo, dos actores de esos años turbulentos, ofrecen un vistazo a sus perspectivas sobre lo que sucedió y cómo perciben el impacto de ese día en la memoria colectiva de la nación.

Coronel Hilario Trujillo: Una estructura militar rota

“Este 3 de octubre hace 35 años la Fuerza de Defensa atravesó un triste capítulo oscuro de su historia”, comienza el coronel Hilario Trujillo, evocando la frustración que permeaba dentro de las filas militares.

Según Trujillo, el golpe fue consecuencia directa de la tensión generada en la institución por los ascensos estancados y el liderazgo de Noriega, que se negaba a jubilar a los coroneles de mayor antigüedad, bloqueando así el ascenso de las nuevas generaciones de oficiales.

Trujillo explica que, tras la intentona del golpe fallido del 15 de marzo de 1988, liderada por un coronel retirado, quedó claro que el malestar en la Fuerza de Defensa iba en aumento.

“Manuel Antonio Noriega no había ascendido al grupo que le correspondía subir de rango y jubilar a los que ya llevaban más de 25 o 30 años en la institución”, dice Trujillo.

El general mantenía a los coroneles antiguos en sus puestos, sin permitir el ascenso de los oficiales más jóvenes como Giroldi, lo que generó un ambiente de frustración y resentimiento.

En su relato, Trujillo recuerda cómo el caos reinaba en los momentos previos y durante el golpe. La falta de claridad y comunicación dentro de la estructura de mando contribuyó a la confusión.

“Había una gran confusión dentro de lo que era la estructura del recurso humano de nosotros en la Fuerza de Defensa”, señala.

Trujillo describe cómo fue contactado por el teniente Noel para informarle del golpe en curso, y cómo ambos se dirigieron a la Fuerza Aérea para tratar de entender lo que estaba sucediendo.

Sin embargo, la incertidumbre dominaba la situación, y las órdenes y contraórdenes generaban más caos.

Tras la captura de Giroldi y otros oficiales, Trujillo fue testigo de la tensión que dominaba en las decisiones del alto mando militar.

Según su versión, el Estado Mayor tenía la intención inicial de enviar a los golpistas a naciones amigas, donde habían estudiado y forjado relaciones diplomáticas, como una manera de resolver la situación sin derramamiento de sangre.

Sin embargo, lo que ocurrió finalmente fue una tragedia. “Nos enteramos de que habían asesinado a los oficiales, a pesar de que se habían entregado”, cuenta Trujillo con voz grave, dejando claro que el asesinato de los involucrados en el golpe fue un acto innecesario y oscuro en la historia militar de Panamá.

El mayor recuerda que el propio Noriega, al enterarse de que la conspiración estaba bajo control, se reunió con un grupo de oficiales, donde, lejos de hablar del golpe, se enfrascó en anécdotas de su juventud militar.

Esa misma noche, Trujillo y otros oficiales acudieron al hospital para ver al mayor Nivaldo Madriñán, quien había sido herido en el enfrentamiento.

Fue en ese hospital donde la cruda realidad comenzó a tomar forma: los líderes del golpe habían sido ejecutados.

“Este es el relato real que yo viví, y no puedo hablar más allá de lo que presencié”, concluye Trujillo, dejando entrever que, aunque fue testigo de los hechos, hay preguntas que nunca serán respondidas y que Noriega se llevó a la tumba.

Mayor Felipe Camargo: Un sacrificio olvidado

El mayor Felipe Camargo, quien había sido dado de baja en julio de 1989 tras desertar en Angola, tiene una visión diferente.

Para él, el golpe y sus consecuencias han sido prácticamente borrados de la conciencia colectiva del país.

“La sociedad panameña, el pueblo, ni siquiera recuerda ese sacrificio, bien o mal, con razón o sin razón”, declara con amargura.

Camargo había sido enviado a Angola como agregado militar, un destino que él mismo interpretó como un castigo por parte de Noriega.

“El antimilitarismo prevalece en la mente del pueblo, no reconocen nada, quieren borrar la historia”, comenta, refiriéndose a la actitud generalizada de la sociedad panameña hacia aquellos que, como Giroldi, trataron de derrocar al régimen militar.

Según Camargo,  el propio Partido Revolucionario Democrático (PRD) ha contribuido a silenciar y minimizar estos eventos en la memoria nacional.

El mayor Camargo también reconoce su lejanía con los hechos del 3 de octubre de 1989, dado que no estaba activo en ese momento.

Sin embargo, su crítica a la falta de reconocimiento hacia los militares involucrados en el golpe refleja una frustración latente entre aquellos que alguna vez formaron parte de la Fuerza de Defensa. “El pueblo panameño ha borrado ese sacrificio”, reitera.

Reflexión sobre el 3 de octubre

A 35 años del intento fallido de Moisés Giroldi, los testimonios de Trujillo y Camargo ofrecen una visión interna y compleja de lo que realmente ocurrió dentro de las Fuerzas de Defensa en aquellos días.

Mientras que Trujillo ofrece una narración detallada de los eventos desde el interior, mostrando la confusión y el eventual desenlace trágico, Camargo enfatiza el olvido de esos sacrificios y el deseo de la sociedad por borrar esa parte de su historia.

Este capítulo sigue siendo una mancha oscura en la historia de Panamá, donde los responsables de los hechos pagaron con sus vidas.

El país ha seguido adelante, sin detenerse a recordar los sacrificios de aquellos involucrados, equivocados o no.

El golpe de Moisés Giroldi será siempre recordado por los militares que participaron y sobrevivieron, pero tal vez nunca logre ocupar el lugar que le corresponde en la conciencia colectiva de la nación.